AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Karma

Al Alcalde de Reynosa, Carlos Peña Ortiz, le preguntaron qué opinaba de las circunstancias actuales que rodean al ex gobernador de Tamaulipas, Cabeza de Vaca, donde éste se encuentra prófugo de la justicia mexicana y  sus principales colaboradores están indiciados por corrupción y otros delitos. 

“Es karma”,-fue su respuesta. 

Y sí. Al sátrapa ex gobernante se le están revirtiendo todas las que hizo.  

De entrada, en el 2016, despidió a muchos trabajadores que tenían décadas de servicio porque pensó que eran priístas y le iban a estorbar en sus proyectos. Muchos de esos trabajadores tenían familia y, como un servidor, pensábamos incluso llegar a jubilarnos. A mi, en lo particular, canceló mi futuro, junto con el entonces Director de Recursos Humanos, que después fue Secretario de Educación, Mario Gómez Monroy y la actual diputada Danya Aguilar. 

Luego declaró la guerra a la recién electa Presidenta Municipal de Reynosa, Maki Ortiz Domínguez, a quien empezó a atacar, de tal suerte que la doctora se quejó de violencia política. 

Los siguientes cinco años fueron más de lo mismo. Persecución a sus oponentes, incluso en campaña, con procesos legales inventados o manipulados. 

Al ganar el actual Presidente Municipal, Carlos Peña Ortiz, la persecución se recrudeció, a tal punto que se entregó una buena lana a alguien de su mismo partido para que presentara una denuncia penal por la compra de un terreno con recursos ilícitos. 

A la fecha el proceso está en vigor, el Alcalde de Reynosa está amparado, el exgobernador exiliado en Dallas y los ex funcionarios estatales mordiéndose las uñas porque ven cerca la guillotina que les cortará el cuello. 

Si bien es cierto que a mí, en lo particular, me fue como en feria durante el sexenio trágico de Cabeza de Vaca, muchos de mis compañeritos de oficio también sufrieron las de Caín, porque a partir del tercer año de gobierno los pagos por concepto del contrato de difusión de actividades gubernamentales fueron haciéndose cada vez más infrecuentes, hasta que finalmente dejaron de pagarse. 

Fue en ese tiempo cuando Cabeza de Vaca pensó que podría llegar a posicionarse para ser el candidato de su partido a la Presidencia de la República en el 2024, y para ello, compró mucho espacio en los medios nacionales televisivos, escritos, radiofónicos y virtuales. 

Ahí se fueron los miles de millones de pesos que deberían pagarse a los medios estatales durante los siguientes tres años. 

Pero no solo los oponentes políticos y periodistas fuimos víctimas del “cabecismo”. Los propios panistas vieron cómo les hacía el feo para poner en posiciones importantes a reconocidos priístas que apenas unos años antes eran considerados enemigos declarados. 

Esto ocurrió así porque, como se sabe, el anterior gobernador, Egidio Torre Cantú traicionó al PRI para salir bien librado. Y a la fecha no hay una sola investigación que ligue a ese político con alguna irregularidad durante los 6 años de su mandato, a pesar de que las hubo a raudales. 

La familia de Cabeza de Vaca salió del gobierno con 12 ranchos, dos por año.  

No sabemos en qué condiciones los compraron, pero apenas unos años atrás vendían chamoyadas en un modesto local de la colonia Jardín. 

Ni hablar. Considero que el Alcalde Carlos Peña Ortiz tiene mucha razón cuando asegura que es karma. 

La Ley del Karma dice que las malas acciones se nos regresan y eso es lo que está pasando con Cabeza de Vaca. 

Espero que no queden impunes tantas infamias y que no llegue a pasar lo que dicen algunos rumores: Que arregló con el Presidente para salir bien librado de todas sus raterías. 

Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso que a la letra dice: “Por ser trajinantes nos caracterizamos y en el sendero permanecemos”. (Arrieros somos y en el camino andamos).

Please follow and like us: