Tiempos de Guerra/ Por: Chano Rangel 

Opinión

¡Fuera de las atribuciones! 

En el mes de diciembre el congreso federal con mayoría morenista, modificó una ley secundaria sobre el uso de los recursos públicos, en este sentido se establece que, todas las entidades que reciben dinero de la federación deberán de sujetarse a la regla, de disponer sólo del 0.1% del presupuesto de cada entidad en gastos de publicidad y comunicación.  

Hasta el gobierno esto es perfectamente aplicable, y dejar un precedente en los gobiernos futuros, donde no sería posible su aplicación es en las entidades federativas, que ante la constitución son libres y soberanos.  

Otras de las entidades que están siendo afectados son los municipios, que también dentro del marco de la constitución tienen finanzas autónomas y un órgano de gobierno llamado cabildo, que son los que determinan de manera libre y soberana su administración municipal. 

Ya hay dos controversias ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, una puesta por el grupo opositor en el congreso de la unión, y la otra promovida por el municipio libre y soberano de Chihuahua, capital del estado del mismo nombre.  

Así como estas, seguramente vendrán más, la intromisión que el presidente quiere es someter a estados y municipios a sus designios, estas acciones son otra de las estrategias del mandatario para dinamitar a los medios de comunicación con miras al 2024, donde el relevo de este se tendrá que llevar a cabo.  

En la Suprema Corte, estarán los asuntos del Plan B, para desmantelar al INE, las leyes que limitan la soberanía de estados y municipios, donde la corte tendrá que definir su posición y darle a cada municipio y entidad federativa la razón, en base a una violación de constitucionalidad donde se violentan sus derechos de ejercer libre y soberanamente su administración pública.  

Pero esta acción tiene otro fondo, la realidad de las cosas, de lo que se trata es de convertir al gobierno federal en el paternalismo de los medios, como en la época de los 60s y 70s en los días donde los gobiernos de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverria eran los que ordenaban y mantenía con mordaza a los medios de comunicación, en todas sus vertientes. 

Desde que se formó el INE; que fluyo poco a poco la democracia, también los medios han mantenido libertad, con cierto grado en muchos casos de irresponsabilidad y poca objetividad también hay que admitirlo, sin embargo la libertad con la que hoy se goza, puede ser sepultada con leyes como las que el presidente quiere imponer a los estados y municipios, como una ley mordaza disfraza de austeridad republicana, con la única finalidad de acotar el poder de los medios de comunicación en las elecciones del 2024. 

Como se observa el mandatario quiere acotar todos los caminos antes del 2024, para que su delfín camine sin contratiempos de manera segura en la elección presidencial, y que sea el quien vigile, administre y decida quién gana la elección de su sucesión. Algo que los viejos de este país veían con frecuencia en décadas anteriores a los 90s.  

Pero hay signos de unidad en la sociedad civil, en magistrados y jueces federales que no comparten la visión de un sistema unipersonal y retrograda, que han congelado leyes e iniciativas que van en contra de las libertades, sin embargo, estos hechos y esta ley de intervención de la soberanía a muchos gobierno locales y estatales les cae como anillo al dedo en sus decisiones en gastos de comunicación y difusión institucional.   

Es Cuánto. 

De Aquello y lo demás… 

Mire mientras esto pasa en el país, en Tamaulipas continúa una campaña de proselitismo por alcanzar un escaño en el senado de la república, vacante por un accidente carretero y que dejo acéfala una de las tres sillas que cuenta el estado en la cámara alta. 

Poco podemos comentar de estas campañas los medios de comunicación, salvo algunas reuniones en Reynosa, con líder nacional del PAN, y algunos otros puntos no han sido tomados en cuenta, al parecer estas contiendas se llevan a través de redes sociales, incluyendo bots y fake news de todas las contiendas.  

En todos los casos ningún candidato ha sido lo suficientemente fuerte para ir en busca del voto ciudadano, ese que no necesita amenazas, apoyos sociales o cualquier chambita para salir a votar.  El miedo a ser rechazados en momentos álgidos de la historia política es superior al propósito de querer una votación decorosa.  

Ya faltan dos semanas para esta elección, veremos qué estructura tiene más aceite, veremos si la sociedad civil es parte de esta elección y si esta misma puede definir el rumbo de la próxima senaduría, como ejemplo claro de lo que pudiera pasar en el 2024.   

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