La Comuna/ Por José Ángel Solorio Martínez

Opinión

El error del otro junior

¿Qué tan real es el distanciamiento entre Francisco García de Vaca y José Ramón Gómez Leal?

¿Es posible que un pleito de familia, persista ante la posibilidad de escalar espacios de poder?

¿Es lo mismo, pelearse por dinero, bienes, o recursos, que la disputa por el poder político?

Los diferendos familiares, pueden enrarecer la relación; las divergencias políticas, no son del todo determinantes como para llevar a la ruptura definitiva. La sangre, hace vitalmente inseparable a la familia; los proyectos políticos, pueden generar malentendidos, pero si están a la mano, espacios de autoridad y mando, las familias se cohesionan. Por una razón simple; el poder, es como los líquidos en el proceso de ósmosis: atraviesan lenta e inexorablemente los enfados, los desdenes y hasta los menosprecios.

Eso no lo dice la Ciencia política.

Eso lo dice la Historia.

En ciudad Victoria, lo vimos.

Reiteradamente.

Hace años, uno apareció militando en la Izquierda tamaulipeca, un personaje proveniente de las élites: Pedro Etienne Llano.

Se dijo siempre que él nunca eligió dónde nacer; sí, en dónde militar.

Escaló bajo la sombra del Partido Socialista de los Trabajadores -un engendro de Luis Echeverría Álvarez- la pirámide del poder partidista y con cierta facilidad, se sumó a la Nomenklatura de esa organización política

Llegó a ser tres veces diputado federal.

En una de sus declaraciones patrimoniales, logró un récord: resultó ser el legislador del país que más dinero y bienes poseía. Luego en corrillos se conocería que por esas conexiones de la militancia era prestador de servicios -constructor- en el INFONAVIT. (O en alguna institución de ese tipo).

Algunos años después, su hermano Alejandro, se acomodó bien en la política; en el PRI. Llegó a ser alcalde de ciudad Victoria; Pedro, dejó la ideología para mejor ocasión y abandonó las trincheras de los candidatos y militantes de Izquierda que luchaban por esos ideales.

Apareció como asesor del presidente municipal, e intentó impulsarlo para que fuera candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas. Siempre auto denominándose cardenista -por Cuauhtémoc-, soslayó toda esa experiencia y se echó en manos de los partidos que tantas veces confrontó.

Aquí mismo en la capital, están los Cárdenas del Avellano y los Cárdenas Gutiérrez. (Primos hermanos).

Enrique, la cabeza de los Cárdenas del Avellano y Gustavo, el líder de los Cárdenas Gutiérrez, están en trincheras distintas. Cárdenas Gutiérrez, se marchó al PAN donde sintió públicos señalamientos de Enrique jr., que desde el PRI intentó deslegitimar su carrera en el albiazul.

Que se sepa, Enriquito, no le hizo el feo a los convenios de prensa y radio que Gustavo autorizó como alcalde.

Gómez Leal, como candidato a senador por MORENA, vive una experiencia similar. Las diferencias políticas con su cuñado, parecen de oropel, de fantasía: todo el aparato cabecista que lucró en el gobierno cabecista, están marchando al lado y del brazo de JR, para llevarlo al Senado de la república.

¿Cuál pleito?

¿Fue un error su candidatura?

Sí, sí lo fue.

¿De AMLO?

No.

Fue error, de otro junior.

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