Por René Mondragón
Para Acción Nacional, los procesos internos en materia de elección de candidatos, de cara al 2024, tendrán diversas connotaciones. De inicio, será una prueba y un preludio de la forma y el rumbo que tomarán las cosas para el país entero.
Pareciera que, en estas circunstancias, el PAN se mira al espejo, se confronta, se pregunta y habrá que decidir el camino que mejores resultados pueda arrojar, no solo para la propia institución, sino también para los derroteros que lleven a México a la elección presidencial, que, sin duda, estará lleno de abrojos para la causa de la libertad y la democracia.
La causa blanquiazul lleva en su alforja varios temas: Los tumbos que sigue dando la administración federal que, una vez más se nota sin brújula y sin proyecto de bien común, pasando por las loas y el incienso para los dictadores, las propuestas de iniciativas de ley que despiden un profundo tufo a lambisconería para que no se toque al presidente ni con el pétalo de un adjetivo calificativo feo; los temas de carretadas de dinero videograbadas y que nadie acaba de explicarse; y todo eso, envuelto en el celofán de las cajas chinas que tanto gusta y emplea el mandatario macuspano, a quien ahora se le ocurrió demandar al abogado de García Luna “por daño moral”
La otra parte, nada sencilla para el panismo guanajuatense, se encuentra en la propia imagen interior -con fuertes y serias repercusiones al exterior- por el tema de las famosas designaciones o la definición de candidaturas, en especial a la gubernatura, mediante la votación directa de los militantes. En cualquiera de los rubros, saldrán chispas y habrá crujir de dientes como dice la Escritura.
Los panistas tendrán que decidir si lo que conviene a Guanajuato, como constructor de la grandeza de México, es la experiencia en el seno de la administración, el ejercicio de la autoridad pública o la cercanía con la sociedad de la que, con frecuencia, ha habido distanciamientos, mucha confusión y abandono de las filas panistas.
Una figura disruptiva fue la incorporación al escenario de la arena guanajuatense, de la senadora Alejandra la Wera Reynoso. Sin duda, una mujer de combate inteligente, de arrastrar el lápiz y empolvarse los zapatos liderando proyectos interesantes en dos vertientes: la cercanía con las familias de colonias populares y comunidades rurales; y por otra vertiente, su indiscutible liderazgo y carisma entre la y los jóvenes universitarios, trabajadores, nuevos emprendedores y jóvenes que incursionan también en la vida sindical de diversas organizaciones.
De discurso ágil y directo, de comentario y propuesta dinámica y contundente, la Wera Reynoso tiene un camino recorrido que, sin duda, será una buena contendiente de cara al carisma de Alejandra Gutiérrez y a la presencia de Libia García al frente de la política interior y la gobernabilidad.
La actual Secretaria de Gobierno tiene lo suyo en algunas comunidades del municipio leonés y es querida y conocida por su afabilidad y capacidad de respuesta. Es un punto a favor.
La hoy alcaldesa en la capital cuerera también tienes sus simpatías, aunque no fue muy bien visto por algunos analistas, que nombrara un “embajador” y operador político, ciertamente capaz como Daniel Campos para hacer la talacha por tierra. No está mal, pero…
Hoy, en Guanajuato, se respira política con agradable aroma de mujer.