Las partes sensibles del tigre
Río Bravo, Tamaulipas, amaneció ayer con dos alcaldes. Uno, con el amparo y la legitimidad del voto ciudadano; el otro, con la protección de la mayoría del Congreso del estado. Quiérase o no reconocer, el pueblo está en una evidente fase de convulsión, para nadie es provechoso. Lo menos que puede generar esa circunstancia atípica, es el crecimiento en el estado, de zonas de conflicto que podrían impactar en el trabajo gubernamental de Américo Villarreal Anaya.
Ya bastante hay, con la explosiva situación de los penales -está en estado de riesgosa latencia- como para añadirle más leña al fogón.
Los impactos sociales de esa tensión entre los grupos beligerantes, podrían ser de fatales consecuencias para el desarrollo de la comunidad. Entre más se alargue el diferendo, más daños aparecerán en la ciudad; entre más se pudra la contienda, más se complicará poner en marcha soluciones salomónicas.
Desde este momento, otras rutas se están generando: uno de los dos alcaldes, necesariamente estará violentando la ley al utilizar recursos que sólo uno tiene el derecho jurídico de administrar.
De otra manera: no puede haber dos jefes del Cabildo; uno u otro, estará al margen de los ordenamientos jurídicos toda vez que no puede haber dos firmas para instrumentar la dispersión de los fondos públicos que deben ir al cumplimiento de los acuerdos plasmados en el Plan Municipal de Desarrollo Municipal.
Más claro: entre más se deje descomponer el escenario riobravense, más contradicciones irán aflorando y más dificultades irán emergiendo de ese debate.
El Calabazo Villegas, tiene en sus manos la solución. No sólo por ser parte de uno de los grupos en pugna; en sus espaldas carga con la obligación de mantener la paz social y la gobernabilidad de toda la entidad.
Apremia un acuerdo político.
Si se deja correr la controversia hasta la mesa de los juzgadores, se alargará el desenlace; y si eso ocurre, el pueblo entrará en un proceso de retroceso tanto político, como socioeconómico.
O sea: el empecinamiento de los actores en disputa, puede obstruir recursos y planes de desarrollo, en una comunidad que votó por MORENA para salir del atraso urbano que décadas de gobiernos municipales del PRIAN provocaron.
¿Qué viene para la ciudad?
Lo de esperarse: un amparo del alcalde suplente, para seguir en el cargo; por su parte, el síndico que ahora es alcalde por el voto de la mayoría de diputados del Poder Legislativo, buscará ejercer su nuevo cargo, caminando sobre veredas con cardos y espinas: podría estar laborando, con la usurpación de un cargo que no le corresponde.
Eso, prohijaría otro entramado: la querella del alcalde suplente -que reclama para sí la alcaldía- podría centrarse desde los espacios penales contra el alcalde apuntalado por el Congreso.
¿Así, o más complicado el asunto?
La ruta jurídica, sólo beneficia a Escalón; el amparo, le dará tiempo para ejercer con autonomía su encomienda, removiendo -ya lo dijo- a los secretarios y directores que no respondan a sus dictados. Esto, metería al Ayuntamiento riobravense en una vorágine de disputas dentro y fuera del Cabildo, que proporcionaría munición a un panismo ávido en el Poder Legislativo de seguir atizando las criticas contra la IV T en el estado.
Si se cree que la reyerta, se circunscribe a Río Bravo, es una visión fragmentada; el caso, podrá involucrar al dirigente de la Sección XXX del SNTE, Arnulfo Rodríguez Treviño. El alcalde suplente, -profesor- es parte relevante del equipo del dirigente magisterial.
El pleito, no conviene ni al Calabazo, ni al Ejecutivo estatal, ni al SNTE ni a nadie con sensibilidad política.
Las herramientas de la política, nunca habían sido tan requeridas como hoy en un pueblo que ha dado muestras muy reiteradas de sólida cultura cívica.
No jalen las partes sensibles, al tigre…