AL VUELO/ Por Pegaso 

Opinión

Juegos

El juego de las sillas musicales es muy popular. Participa determinada cantidad de personas, digamos, 25. Se colocan las sillas en fila doble, respaldo contra respaldo, una menos que la cantidad de jugadores, en este caso, 24. Se toca una melodía mientras los participantes dan vueltas al ritmo de la música, y cuando repentinamente cesa el sonido, cada uno busca sentarse en la silla más próxima. El que quede parado, es eliminado. En la siguiente ronda se quita una silla y se sigue la misma mecánica, hasta que solo quedan dos personas y una silla. El último que consigue sentarse gana y generalmente se lleva un premio. 

Una variante un poco más entretenida se juega de la siguiente manera: Hay 25 participantes (siguiendo con el supuesto que esa es la cantidad de personas que están en el juego). Igualmente, se colocan 24 sillas en dos filas, respaldo con respaldo. Se toca una melodía movida y los participantes dan vuelta. Cuando para la música, todos a sentarse. En la siguiente ronda no se elimina a nadie, sino que se quita una silla. Poco a poco van siendo más las personas que logran sentarse en los asientos, a veces una encima de otra. Siguiente ronda, se quita una silla más, y así, sucesivamente, hasta que por el mismo límite de la capacidad de las sillas, el aguante de los que quedan abajo y la falta de solidaridad de otros, van quedando parados algunos y son eliminados. Finalmente queda una sola silla con un número indeterminado de jugadores, dependiendo de cómo se puedan acomodar, y eso es lo jocoso, porque pueden darse situaciones graciosas y hasta picantes. 

¿Que por qué estoy hablando de esas actividades que jugaban nuestros padres y abuelos? (Nota de la Redacción: Tú ya no te coces al primer hervor, Pegasiux de Petatiux). 

Resulta que había cuatro “corcholatas” en el juego para la sucesión presidencial: Claudia Shikitibum, el carnal Marcelo, el viejo cara de vinagre echado a perder Adán Agusto López y Rucardo Montreal. 

Me habían dicho que Rucardo Montreal, desde hace algunas semanas se había alineado a favor de Claudia, pero era un rumor, como muchos otros que circulan en el mundillo político y al interior del partido en el poder, MORENA. 

Pero ahora está confirmado: Rucardo pasa al bando de la Shikitibum. 

Si alguien sabe leer entre líneas en la política, sabrá que la visita de Rucardo Montreal a la Capital del Tamaulipas, esta mañana, es una prueba palpable de que declinó y que ha dejado de tener el estatus de “corcholata”. 

Porque el Gobernador Américo Villarreal Anaya es persona afín a Claudia, y le apuesta tronchado a que será la próxima Presidenta de la República. 

Entonces, solo quedan tres aspirantes por MORENA, como ocurre con las sillas musicales. Alguien ya ha quitado una silla y quedó parado Montreal. 

En los siguientes meses proseguirá el juego. Hay dos sillas y tres participantes. La música al estilo tabasqueño suena en el Salón México y los tres participantes que quedan empezarán a bailar alrededor de esas sillas. 

En la última ronda, solo quedarán dos “corcholatas” y una silla. El que se ponga más avispado o avispada, el que esté más atento o atenta, el que cometa menos errores y erroras, será el gran triunfador, y el otro quedará eliminado. 

¿Verdad que son bonitos los juegos tradicionales mexicanos? 

Hay otro llamado “Declaro la Guerra”, o “Stop”. 

Consiste en que se dibuja un círculo dividido en la misma cantidad de partes que de jugadores. 

Todos colocan el pie derecho en el país que escogieron y uno de los jugadores grita: “Declaro, declaro la guerra en contra de…”, y dice el nombre del país que desée, al mismo tiempo que todos corren lo más lejos posible antes de que el elegido salte a mitad del círculo y diga: “Stop”. En ese momento todos dejan de correr, y el que quedó más cerca del círculo es el país que queda eliminado, y así, se repite el juego hasta que solo queda uno. 

Yo creo que al Pejidente ALMO se le quedaron muy grabados esos juegos infantiles en el inconsciente y ahora los está jugando desde su cómoda posición. 

Pronto solo quedará una “corcholata” sentada.  Y ya estamos viendo como le ha declarado la guerra (simbólicamente hablando) a España, al exigirles que se disculpe por la Conquista y a Estados Unidos por su incursión en territorio nacional para combatir a los cárteles de la droga. 

Viene el refrán estilo Pegaso: “A lo senil, a lo senil, que gire ¡Andrés de asno!” (A lo maduro, a lo maduro, que se voltée ¡Andrés de burro!) 

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