Por René Mondragón
ENGAÑOSÓN
Desde siempre, el mandatario macuspano ha asumido el mismo comportamiento: Decir una cosa y hacer otra; sostener a pie juntillas y a contrapelo, una decisión, para nunca reconocer su equivocación y jamás desdecirse. Acusar a los demás de injerencistas y meter la cuchara en todas partes; espiar a todos por todo, y acusar a lo demás de metiches e irrespetuosos con la soberanía. Ofender a cuantas personas considera como sus enemigos, y exigir respeto a la investidura presidencial.
El ritual es el mismo cada mañana, y los días recientes se han colmado de sucesos para el texto de un libro que podría llamarse “Anecdotario de un Sexenio Inútil, pero divertido”
ALGUNAS LUNAS ATRÁS
En efecto. Hace varias lunas el escribano predijo: Si el inquilino del búnker pone un circo, seguro, le crecen los enanos y la mujer barbuda se queda lampiña. Lo que pasa es también, que su gente no le ayuda en nada.
López Gatell, su fiel chalán y escudero, como es costumbre, salió a inventar sus argumentos (1) con su tradicional confusión metalingüística: “Hay rutas de fentanilo de Estados Unidos a México” O sea, se acaba de descubrir el agua tibia. Y por si fuera poco el talante, la nota de El País agrega: El subsecretario de Salud afirma que el problema con la droga sintética es una “epidemia importada”. “No queremos que a México le ocurra lo que le ocurre a EE UU”
Dicho de otra forma, el Secretario de Estado norteamericano no se ha dado cuenta de que el fentanilo llega a México, desde aquel país, por eso el doctor muerte la denomina como una “epidemia importada”. En buen romance, ya se resolvieron las cosas. Los cárteles van a minimizar su acción, los fabricantes de los precursores irán a sembrar la tierra con sus tractores y todos felices, por López Gatell no quiere que a México le suceda lo mismo que a los gringos.
EL OTRO AUTOGOL
La otra jugarreta que le salió mal al habitante del búnker, fue zafarse de todas las broncas en que lo ha metido el Secretario de Estado norteamericano, por los señalamientos de inseguridad, violencia, tráfico de persona, drogas, lavado de dinero y hasta de la casa gris.
De inicio, sostuvo que el fentanilo llegaba de China y por ello también culpó a los Estados Unidos. La respuesta no se hizo esperar: “Estados Unidos debe afrontar sus propios problemas”. Así respondió este jueves el Gobierno de China a una carta en la que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le pedía ayuda para combatir el tráfico de fentanilo. Esa fue la primera parte de la respuesta del gobierno chino el 6 de abril.
Y por si fuera algo simple, dice El Economista, una funcionaria de bajo nivel le estampa en el rostro presidencial un par de asertos: “No existe el tráfico ilegal de fentanilo entre China y México. Los dos países tenemos un canal fluido de cooperación antinarcóticos y las autoridades competentes de los dos países mantienen una buena comunicación. China no ha sido notificada por México sobre la incautación de precursores de fentanilo catalogados de China. (…) “El gobierno chino adopta una postura firme en la lucha contra las drogas. … esperamos que la parte mexicana también tome medidas antinarcóticos más fuertes”.
Y, de acuerdo con la lógica de palacio, el presidente dijo que “todavía” no había una respuesta formal.
La parte anecdótica: Es un sexenio que juega al gato y al ratón, a policías y ladrones; a fifís contra pobres. Cierto, es el empleo de distractores geniales ante la pobreza de resultados y la ausencia de avances. La idea es opacarlo todo, por eso el odio jarocho contra el INAI. Estorba para meter la podredumbre debajo de la alfombra.
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