Por Oscar Díaz Salazar
Me parece que no se ha dado la atención que merece, ni se ha reconocido la importancia que tiene, la visita que realizó el gobernador de Nuevo León, Samuel García, al Senado de la República, para denunciar los abusos y solicitar la remoción del Fiscal de la entidad que gobierna.
Declara el gobernador del Estado vecino, que los funcionarios de su gobierno han sido acosados de manera permanente, por un Fiscal que obedece y es incondicional de dos «caciques» políticos, uno del PAN y uno del PRI.
El asunto tiene interés para los tamaulipecos, porque aquí padecemos una situación similar, y si bien el Fiscal Irving Barrios no se ha atrevido a actuar contra los funcionarios del gobierno actual, si ha obstaculizado las investigaciones y el ajuste de cuentas con los funcionarios del régimen anterior.
Las declaraciones de Samuel García nos muestran que los gobiernos del PRIAN, han diseñado, aplicado y replicado un modelo para co gobernar, con morena o con quién sea, controlando el poder judicial (designado y no electo) y los organismos «independientes».
La revelación del modus operandi de los gobernadores prianistas, nos muestra también que la Vaca Salvatrucha de Tamaulipas, no es tan brillante (para la maldad) como sus fans lo señalan y celebran, y que esa idea para mantener cotos de poder y negocio, en forma transexenal, o a perpetuidad como ellos quisieran, lo diseñaron otras mentes, también malas, pero con más talento y conocimiento de la política y la administración pública.
La denuncia de Samuel García abona también a la postura del presidente Lopez Obrador, y en contra de las oposiciones (en plural, aunque cada vez más se muestren como una sola) defensoras de los «organismos independientes».
Si en el origen, en su fundamento y en los motivos de su creación, había razones válidas para crear los «organismos autónomos», en el camino o en la realidad actual, esas razones legítimas fueron rebasadas, terminando por convertir a los organismos autónomos en instrumentos del viejo régimen prianista, para garantizar que las cosas sigan igual, para cuidar el status quo, para obstaculizar los cambios que pretendan hacer otras fuerzas y actores políticos, desde el gobierno.
Hay paralelismo entre lo que denuncia Samuel García, acata sin queja el gobierno de Tamaulipas y combate desde el primer día de su gestión el presidente López Obrador, y aquí me refiero a la relación de los gobernantes que ejercen el cargo por elección popular, y los gerentes de los organismos autónomos, que son independientes del actual gobierno, pero incondicionales y muy dependientes de los gobernantes anteriores a quienes deben la chamba.
Coincido en gran parte con el gobernador de Nuevo León y con el presidente de la república, en cuanto a estar en contra de los gerentes de los organismos autónomos y de la autonomía de esas oficinas. Creo que se tendrán que revisar esas entidades (organismos autónomos) en las que se toman decisiones y se ejercen presupuestos del gobierno, pero no son parte del gobierno, ni son votados, ni rinden cuentas. Soy de la idea de que los que quieran gobernar, que lo hagan con el apoyo (y el voto) de los ciudadanos, y no desde «organismos autónomos» que hoy, por boca del gobernador neolonés, nos enteramos que tienen dueños.