La carreta de los Cantú Rosas
¿Y los Cantú Rosas?
Se han ido mas que de gane con la alcaldía.
La alcaldesa, Carmen Lilia, anda como princesa: invirtiendo sus ingresos en shopping, en las principales capitales de USA -su preferida es Nueva York-, gastando en cirugías estéticas, y usando con singular alegría sus fondos -se calcula que gana más que el presidente de la república- en carísimas joyas de colección.
Con un agregado: para no sentirse sola, se hace acompañar por un siempre nutrido grupo de amigas.
En tiempos pasados -se rumora- el proveedor de esos accesorios, era su esposo; y cómo no: fue director de la Policía Judicial, que hace décadas, era la entidad más generosa para la dispersión de joyería robada, decomisada a ladroncillos y a ladrones de cuello blanco que tenían la desgracia de caer en manos de esos fieros sabuesos.
Esa época, ya pasó.
Actualmente, para ella es bisutería esos pendientes, pulseras y relojes que provenían de los oscuros sótanos de la ley.
Hoy, la edil nuevolaredense, es la envidia hasta de los fifís a quienes sí les cuestan sus outfits.
De Carlos Enrique, se sabe que vive en Laredo, Texas.
Si regresa a México, corre el riesgo de ser atrapado por los policías y los Fiscales de Cabeza de Vaca, que lo traen entre ojos desde hace más de 5 años. Lo acusan de malversar fondos del Ayuntamiento que presidió en el sexenio de Eugenio Hernández Flores.
Lamentablemente -para él-, esa no es la única acusación.
Otro proceso que aún no se cierra, es su presunta participación en el asesinato de un periodista de Nuevo Laredo. Ese hecho, le ha sacado canas al ex alcalde; no ha podido, resolverlo a pesar del dinero invertido en avezados leguleyos.
El asunto se complicó porque un familiar de los Cantú Rosas -un tío, se ha informado- estuvo involucrado en los hechos que por años mantiene al filo de la butaca a víctimas y presuntos victimarios.
Tan raro y sospechoso es ese incidente, que la justicia federal y la local, se han visto lentos en resolver claramente el asesinato.
Familiares del periodista inmolado, han llegado hasta la presidencia de la república, a denunciar al mismo Cantú Rosas. El presidente, ha sido cauto en cuanto al caso; ha dejado en manos de las autoridades judiciales locales la aclaración jurídica del homicidio.
Lo cierto, es que esos “pequeños problemas” han sido utilizados como justificación para no subirlo al gabinete.
A pesar de esas vicisitudes, Carlos, levantó la mano -ya hasta lanzó una campaña de promoción- en busca de la senaduría para cubrir la curul dejada vacía por Faustino López.
No le pudo hacer sombra, a José Ramón Gómez Leal.
Este descalabro, -nada menor- se sumó a otro recibido al interior de la IV T: la negación, para ser incorporado al gabinete estatal.
Muy probablemente, esos porrazos, se deban a un incumplido pacto con el actual dirigente real del lopezobradorismo en el estado. Se le nombró coordinador de la campaña del hoy gobernador, Américo Villarreal Anaya, y realizó su tarea ¡desde Estados Unidos de América!
En efecto: desde su mansión en el sur de Texas, el hermano de Carmen Lilia, “operó” para el triunfo del cardiólogo.
(Lo anterior, es un eufemismo: en corrillos se sabe, que la alcaldesa y su fraterno, apoyaron financieramente al Truco Verástegui, candidato del PRIAN que por poco descarrila al aspirante de la IV T).
Larga historia la del par de referencia: han estado en el PRI, en el PAN y ahora en MORENA.
La interrogante es:
¿El 2024, para dónde jalará la carreta de los Cantú Rosas?