CDMX.- Al pensar en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, ISSSTE; solo llegan a mi mente imágenes catastróficas de lo que esta paraestatal ha estado viviendo los últimos 40 años; solo las dos o tres primeras décadas después de su creación al inicio de 1960; la Institución gozó de bonanza, con toda clase de recursos: humanos, equipo y materiales, así como recursos económicos, respaldados en holgados presupuestos, que permitían cumplir a cabalidad con sus 21 servicios, seguros y prestaciones.
Claro la incompetencia de sus funcionarios, la apatía de los gobernantes y una historia sin fin de despilfarro y desvío de fondos y recursos; ha dado por resultado que de aquel ISSSTE, actualmente, solo quede el “cascarón”.
Obviamente, esto es un problema de antaño y tanto las autoridades institucionales, las organizaciones sindicales, el personal y todas las dependencias federadas, reconocen que la situación que guarda el ISSSTE es caótica y, que requiere de una transformación profunda que el gobierno federal ha prometido, pero que hasta el momento nadie le ha sabido o ha podido entrar.
Lo anterior, quedó de manifiesto desde el momento mismo en que se intentó suspender todos los contratos de servicios subrogados y enterarse, que era imposible lograrlo, si a la vez no se contaba con la implementación de un plan emergente, donde los mismos fueran sustituidos, de manera eficiente por servicios ya propios de la institución; de no hacerlo así, la salud y la vida de las personas estarían en grave riesgo, provocado por grandes lagunas en la atención.
Imagínense un estado crítico, por el tiempo que fuera lo que dure, mucho o poco, donde no se cuente con medicamentos de vanguardia y última generación, no se tengan ambulancias, ni equipo moderno, endoscopios, máquinas de anestesia, equipos de hemodialisis, mesas de quirófanos, etcétera; provocaría contingencias sanitarias y haría muy complicado salvar vidas e imposible cumplir a cabalidad con el derecho humano y constitucional a la salud.
La trágica realidad institucional, rebasa cualquier otra alegre idea, que se tenga de la deplorable situación que sufren casi la totalidad de las unidades clínica hospitalarias, guarderías, delegaciones y demás instalaciones y oficinas del ISSSTE; la carencia es el común denominador y la demandada paraestatal es una auténtica “papa caliente”.
El gobierno del LIC. ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR ha realizado grandes transformaciones y aunque la tarea se antoja imposible de realizar en el ISSSTE; a los mexicanos derechohabientes y no derechohabientes, nos sorprendería gratamente, ver que efectivamente, las estrategias a implementar, renueven y transformen a esta gran institución al servicio de los trabajadores de las dependencias federadas y sus familias.
Como sea, lo que se haga, debe hacerse con extremada urgencia; porque el “daño colateral” que ha causado el olvido y abandono en que ha caído la institución ha sido muy doloroso para muchos y, solo el que no ha necesitado de sus servicios desconoce la grave tragedia, que día a día se vive al interior de sus grises paredes.
Es cuánto por hoy y ojalá me lean en mi próxima entrega.