Por Ricardo Monreal Avila
El pasado domingo 9 de julio, a los 89 años, falleció Porfirio Muñoz Ledo, uno de los grandes protagonistas de la política nacional de las últimas décadas. Nacido en la capital mexicana, tuvo un conocimiento variado y una amplia trayectoria política y diplomática.
Su carácter circunspecto le ganó simpatías entre las diferentes fuerzas políticas; por ello, representantes de todos los Partidos pronunciaron sendas lamentaciones, recordando su gran legado.
La relación de Muñoz Ledo con su entorno político o administrativo fue casi siempre contumaz o crítica, situación que no varió incluso durante sus últimos días.
Debido a esto, en no pocas ocasiones se apartó de las decisiones o la visión de MORENA, su Partido.
“Mi sueño —expresó— era colocar en el pecho la banda presidencial al primer presidente de izquierda en México, y Andrés Manuel me cumplió”.
En efecto, el 1 de diciembre de 2018, fungiendo como presidente del Congreso de la Unión, recibió la banda de manos del último mandatario emanado del PRI, para colocársela a Andrés Manuel López Obrador, iniciando la era de los titulares del Ejecutivo Federal forjados en la lucha social.
Sin embargo, tuvo otros sueños que no alcanzó a realizar. Él mismo me los platicó hace apenas un mes en su biblioteca, la última vez que conversamos.
De éstos, el más anhelado fue la Presidencia de la República: “no se me hizo —dijo— porque preferí ser aliado a empleado de los Presidentes. Los Presidentes siempre buscan dejar al más incondicional y siempre se equivocan”.
Otro sueño trunco: presidir MORENA. “Nunca creí en esas encuestas, porque son fotografías de una realidad, no la realidad misma. Las encuestas son el nuevo fetiche o amuleto en México, las usan hasta para hacer vudú y exterminio político, cuando sólo son una técnica de investigación social”, expresó al respecto.
Por otro lado, promovió también dos Institutos de formación política profesional (para la Reforma del Estado, con Vicente Fox, y para la Formación y Práctica Parlamentaria, en la Cámara de Diputados), pero ninguno de ellos se concretó debido a la falta de consensos.
La Embajada de México en Cuba fue otro sueño incumplido. Pese a su amplio expediente diplomático (representante ante la ONU, embajador en Francia y la Unión Europea), añoraba hacer diplomacia en la isla caribeña. ¿Por qué no lo logró? Es una de las interrogantes que no atinó a responder en vida.
De carácter combativo y duro, también tenía un lado generoso y humanista.
Este año fue propuesto para recibir la Medalla Belisario Domínguez, junto con Elena Poniatowska, pero decidió cederle a ella su lugar y esperar al año entrante para obtener la presea. Ahora buscaremos que se le entregue ese reconocimiento post mortem.
Su legado incluye muchos más servicios prestados a la democratización y apertura de la vida pública del país que sueños incumplidos, porque don Porfirio fue un político profesional y testigo fiel de las diversas etapas por las que atravesó la incipiente democracia mexicana.
Lo anterior incluye haberse desempeñado como auxiliar de Prensa de la Secretaría de Bienes Nacionales (1950-1953), asesor técnico del presidente Adolfo López Mateos (1960-1964), secretario general del IMSS durante la gestión de Gustavo Díaz Ordaz (1966-1970), secretario del Trabajo en la administración de Luis Echeverría (1972-1975) y de Educación en el sexenio de José López Portillo (1976-1977).
Aspiró a la candidatura presidencial en tres ocasiones y lo consiguió en una, por el extinto Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM). Su incursión más productiva y prolija en la vida pública se dio como tenaz defensor del entonces Instituto Federal Electoral y en la formación de Movimientos Políticos precursores del otrora nuevo Sistemas de Partidos, hoy todavía vigente.
También se debe reconocer el papel fundamental que jugó en el diseño y la creación del IFE, para sustituir al gobierno central en las funciones de árbitro electoral, dando paso con ello a un instituto profesional con carácter ciudadano y autónomo.
Junto con el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas y la Mtra. Ifigenia Martínez fundó la Corriente Democrática del PRI, lo que después dio lugar al Frente Democrático Nacional, que devino en la creación del PRD, en 1989, Partido del que fue dirigente destacado y el cual aglutinó a las principales expresiones de la izquierda mexicana.
Finalizada su gestión al frente del PRD, decidió competir por la Presidencia de la República en el año 2000, como candidato del PARM.
No obstante, declinó a favor del representante de la derecha, lo que originó fuertes críticas hacia su persona e incluso señalamientos de infidencia respecto del gran Movimiento de izquierda que él mismo contribuyó a crear.
Durante el primer gobierno panista fue designado Embajador ante la Unión Europea y la UNESCO, aunque su trayectoria diplomática había comenzado en 1979, como Embajador de México ante la ONU, donde también presidió el Consejo de Seguridad por espacio de un año.
Más tarde, en 2006, acompañó las aspiraciones del ahora presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, para hacerse de la primera magistratura del país, en su primer intento, que se vio frustrado por el fraude electoral.
En su última etapa, fue Diputado de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México y al arribo del primer Gobierno de izquierda en el país, fungió como Diputado Federal en la LXIV Legislatura y presidió la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Posteriormente, compitió por la Presidencia del ahora partido oficial y, al mismo tiempo, buscó el establecimiento de un nuevo proyecto de centros de estudio para la Cámara Baja.
Así lo recordaremos, como un gran polemista, mejor luchador político y parlamentario insuperable (Diputado Federal en tres ocasiones y Senador de la República), porque Porfirio Muñoz Ledo y Lasso de la Vega también tuvo una formación enciclopédica envidiable.
En lo personal, me hizo dos recomendaciones políticas que aquilataré siempre: una, cuando fui Senador por primera vez: “no se deje engatusar por el presunto nuevo PRI; el futuro de usted está en la izquierda”. La otra, hace un mes: “si ya decidió quedarse en MORENA, luche a fondo desde adentro. No permita que lo marginen… Ni se deje ni se raje”.
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