Torcidos
¿Qué les pasa a todos?
¿Por qué mucha gente está empecinada en llamar mujer a un señor al que se le ven hasta los troncos de la barba?
¿Cuándo se empezó a torcer tan gacho el mundo?
Todos con los que he comentado sobre ese tema coinciden en que fue el surgimiento y auge de los Derechos Humanos lo que dio inicio a esta locura.
Antes podíamos corregir a nuestros hijos con una chancla. Ahora, si nos atrevemos a levantarles la voz, viene inmediatamente la denuncia ante Derechos Humanos y nos vamos derechito al frescobote.
No se diga si le sacamos la lengua a un migrante, a una feminazi o a un cuate de la diversidad sexual, porque se nos viene el mundo encima.
Acabo de ver en una cuenta de Facbook que alguien felicitaba de manera efusiva a “la Wendy” por haber ganado el bodrio llamado “La Casa de los Famosos”, y decía que era todo un logro porque eso significa que la sociedad mexicana ya los está aceptando, cuando antes los rechazaba y hasta los perseguía, que no se trata de ver el sexo, sino el valor y el talento de la persona, como si “la Wendy” hubiese ejecutado una obra magistral de Paganini o Tchaikovsky, o pintado un cuadro de la calidad de un Velázquez o un Da Vinci; o ejecutado una danza al estilo de Ana Pablova o Margot Fontelin, o escrito un poema con la belleza de un Byron o un Bécker…
Nada de eso hizo. Veo que solo por ser un influencer con un buen número de seguidores que cuenta su vida y todos los chismes que hay a su alrededor, le han dado premios y reconocimientos, como si eso fuese un gran mérito en nuestros tiempos.
Lo cierto es que todo se deriva de su condición de transexual.
Hay toda una moda a nivel global, impulsada por los propios gobiernos, organizaciones y grandes firmas comerciales, porque forma parte de la Agenda 2030 para disminuir la población mundial, porque díganme, ¿pueden concebir las parejas homosexuales? ¡No! Por supuesto que no.
Ya lo decía el Presidente de Rusia, que contradictoriamente se llama Putín: Los Estados Unidos y potencias de occidente están impulsando el empoderamiento de los homosexuales.
En Rusia, a la fecha, no se tolera la presencia de personas de la diversidad sexual, sino que Putín y su élite quieren que haya puro machín y pura familia heterosexual.
En México, como seguimos toda la moda que nos dicten desde Gringolandia, ahí la llevamos, y cada vez vemos más manifestaciones a favor de la cultura LGBT+.
Un chiste muy ad hoc es el que suele incluir en sus presentaciones mi cuate Teo González: “Antes, era raro, luego se hizo más frecuente, ahora están hasta en la sopa… tengo miedo que al rato sea obligatorio”,-dice, haciendo un delicado ademán con la mano, quebrando la cintura y haciendo la voz tipluda.
No. El tema no es que haya hombres que se sienten o se perciben como mujeres. A final de cuentas, cada quien hace de su cuerpo un papalote.
Lo malo es que quieren que todos los reconozcamos como tales.
En la cuenta de Facebook a la que hice referencia, le puse el siguiente comentario: “¿Y qué es lo que ha hecho este señor?¿Dónde me perdí?”
Y ya me imagino los comentarios que van a poner muchos que se identifican con esa ideología, porque de intolerante y homofóbico no me van a bajar.
Sin embargo, nosotros, como periodistas, estamos casados con la verdad y no podemos decir mentiras, so pena que nuestros lectores nos den la espalda (sin albur).
Y aquí y en China, “la Wendy” es un hombre de pelo en pecho. O como dijo “La Chupitos”: Una mujer marciana, sin chichis y con macana.
LA FALLA DE ANDRÉS. No deja de cometer pifias mi Pejidente. Apenas sale de una bronca y se mete en otra. Si alguien se pusiera a calificar su desempeño en materia de seguridad pública, seguramente saldría reprobado. Simplemente no se puede ser insensible ante una realidad que supera todo lo imaginable. Para mí, para mí, que lo hace adrede.
Lo último ha sido la amenaza a los propietarios de los medios de comunicación que son críticos de su gobierno. Ya solo falta que diga que les quitará la concesión y cerrará las rotativas para imponer un solo medio oficial, como el PRAVDA ruso o el GRANMA cubano.
Viene el refrán estilo Pegaso: “¡Que se refieran a la ceremonia litúrgica!” (¡Que digan misa!)