Nobel
¡Increíble! ¡El Síndrome de Estocolmo en su máxima expresión!
Una mujer que lidera el colectivo de desaparecidos “10 de Marzo” llamada Delia Quiroa, va a proponer ante el Comité Organizador que los líderes de los cárteles mexicanos sean nominados ni más ni menos que para el “Premio Nobel de la Paz”.
No sé qué tiene en la cabecita esta ñora. Durante los últimos años ha “gestionado” ante los liderazgos de diversos cárteles como el de Jalisco Nueva Generación, el de Sinaloa, el del Golfo, los Zetas, los Salazar, el de Tijuana, el de Juárez, el de los Beltrán Leyva, la Familia Michoacana y otros (perdón por no mencionar a todos; no quiero caer en omisiones voluntarias para no herir susceptibilidades), para que les permitan ingresar a diversos parajes a buscar enterrados a sus familiares.
Exactamente como ocurre aquí, en Reynosa, donde se han hallado chorromil huesos humanos en tumbas clandestinas, y hace unos dos o tres años, en “La Bartolina” de Matamoros.
Doña Delia Quiroa es la misma que sugirió la idea de una tregua entre el Gobierno y los grupos de la delincuencia organizada, el cual acuerdo fue por lo menos aceptado por una de las células delictivas. Después ya no se supo si los demás vieron con buenos ojos dicha propuesta, pero por lo que sigue ocurriendo, tal iniciativa se la pasaron por el arco del triunfo.
Pero, ¿qué tal si alguien los propone para el Premio Nobel de la Paz?
A l mejor ahí sí cambia la cosa. ¿Se imaginan que un capo mafioso acudiera hasta Estocolmo, Suecia, acompañado por una nube de sicarios armados hasta los dientes para ir a recibir el Nobel de la Paz? Sería un espectáculo extraordinario que pondría muy en alto el nombre de México.
O bueno, todo lo contrario.
La buena señora no sabe lo que dice, por supuesto. Su sufrimiento la ha hecho desvariar. Es más, como referí ad supra, lo más probable es que padezca el Síndrome de Estocolmo. (Qué coincidencia que el premio se entregue en Estocolmo y que el síndrome se llame igual).
Para quien no lo sepa, el síndrome de Estocolmo se define como el fenómeno paradójico en el cual la víctima desarrolla un vínculo positivo hacia su captor, o hacia quien le hizo un daño, como respuesta a su trauma de cautiverio o de sufrimiento. Ha sido observado en diferentes casos como secuestro, esclavitud, abuso sexual, violencia de pareja, miembros de culto, actos terroristas y ahora, en desapariciones forzadas.
Dijo en un comunicado doña Delia, refiriéndose a los jefes de los cárteles: “Si ustedes nos ayudan a pacificar el país, prevenir y parar las desapariciones forzadas en México, y maestros en derecho que colaboran conmigo los propondremos como candidatos a ganar el Premio Nobel de la Paz 2024”.
Sí. Es una excelente idea. Solo que tendríamos que olvidarnos de que esos señores son bestias sanguinarias que descuartizan, mochan cabezas, secuestran, violan, se comen a sus víctimas y aterrorizan a comunidades enteras.
Si nos olvidamos un poquito de eso, sí. Tal vez serían merecedores del Premio Nobel de la Paz. Recordemos que Alfred Nobel fue el inventor de la dinamita y que, arrepentido, al final de sus días, instituyó el premio que lleva su nombre para fomentar la paz, la concordia y la cooperación entre los países del mundo.
Si alguien conoce o tiene contacto con doña Delia Quiroa, hágale llegar esta columna para que se oriente un poquito y sepa que su propuesta sería tanto como darle una fe de bautizo al mismísimo Satanás.
LA FALLA DE ANDRÉS: Vamos a ver qué dice nuestro pillín Pejidente ALMO en respuesta a tan original y morrocotuda idea.
Y el refrán estilo Pegaso dice así: “Que exista un deficiente mental y no un par de ellos”. (Que haya un loco y no dos).