CHILE: MARCHAS MASIVAS EN SANTIAGO Y OTROS CIUDADES

Internacional

Santiago De Chile.-A 50 años del golpe, Allende siempre presente, Chile exige verdad y justicia ahora”, se leía en el lienzo frente a la marcha que desfiló este domingo, cerca de las 11 horas, frente al número 80 de la calle Morandé, a un costado del Palacio de La Moneda, por la cual hace 50 años fue sacado, sobre una camilla y cubierto por una manta de lana, el cadáver del presidente Salvador Allende.

Esa era una puerta tras la cual, hasta el golpe de 1973, había una escalera que conducía casi directamente al gabinete que ocupaban los gobernantes chilenos y que usaban para ingresar o salir discretamente del palacio, evitando el protocolo. Cuando la sede gubernamental fue reconstruida, luego de acabar incendiada y destruida el 11 de septiembre, esa apertura fue suprimida y enclaustrada en cemento.

También por ahí salieron los sobrevivientes del ataque aéreo y terrestre que arrasó e incendió la sede del gobierno, unos 50, de los cuales 35 se convirtieron escasos días después, tras ser arrestados y torturados por los militares en el regimiento Tacna, en ejecutados y/o desaparecidos.

En 2003, el entonces presidente Ricardo Lagos ordenó reponer la puerta, ya sin escalera tras ella, un gesto simbólico potente en una democracia aún frágil.

Este domingo, dos horas antes de la marcha, frente a esa puerta, el presidente Gabriel Boric inauguró, junto con familiares de Allende, la instalación El caminar de un demócrata: un vitral donde se exhiben los zapatos que aquel día fatídico calzaba el gobernante chileno, la única prenda que se pudo recuperar de las que aquel día vestía y portaba, cuando resistió a los golpistas arma en mano con un fusil que le había obsequiado Fidel Castro.

“Hoy día, ad portas de cumplirse 50 años de su muerte, le rendimos homenaje a ese hombre, el presidente Salvador Allende Gossens, porque su muerte fue en defensa de la democracia y del estado de derecho“, dijo Boric, describiéndolo como un “demócrata intachable, un luchador social y un referente para quienes creemos en un Chile mejor y en un mundo mejor”.

Luego, tras decir que “el quiebre de la democracia chilena, con su enorme secuela de muerte y destrucción, nos sigue marcando hasta hoy” y preguntarse “¿cuál es el camino que nosotros vamos a elegir hoy?”, planteó como respuesta que “no puede sino estar de lado de la defensa de la democracia, de la defensa de la diversidad, del pluralismo y los derechos humanos y el desarrollo justo e igualitario de toda nuestra sociedad”.

Emplazó también a la derecha, que se negó a participar el lunes de la ceremonia oficial y a firmar una declaración de condena al golpe.

“Cuando algunos se permiten relativizar aquello que nunca debió haber ocurrido, el bombardeo a La Moneda, la persecución, la muerte, decimos con serenidad y firmeza: democracia hoy y siempre”.

Monumento del cementerio

Concluido este acto cultural, por la dirección de Morandé 80 comenzó a transcurrir la romería de miles de marchantes, multicolor y diversa, alentada por consignas y proveniente desde diferentes puntos de la ciudad. Su destino, el monumento construido en mármol en 1994, en el cementerio general, donde están inscritos, uno a uno, los nombres de 3 mil 200 ejecutados políticos y desaparecidos –niños, mujeres y hombres– que dejó la dictadura en sus 17 años.

Hace 18 años que la marcha no transitaba por ese simbólico lugar, no estaba autorizada a enrumbar por ahí.

De pronto, desde La Moneda apareció Boric, mezclándose entre la multitud que avanzaba, abrazándose con los familiares de las víctimas que ahí estaban, todo un gesto que los emocionó, y también encabezando a la multitud a su paso por algunos centenares de metros.

Nunca antes desde la restauración de la democracia, un gobernante chileno participó en una marcha por el aniversario del golpe, por eso la presencia de Boric sorprendió, mientras la derecha atacó duramente el gesto.

Hace 10 días, Boric lanzó un plan de búsqueda de los detenidos desaparecidos, los casi mil 200 que aún restan de los mil 469 que alguna vez se contabilizaron, de los cuales 377 fueron ejecutados políticos, pero sin entrega de cuerpos.

Pero como suele suceder en estas ocasiones, algunas decenas, tal vez más de un centenar, de enmascarados se infiltraron en la marcha y comenzaron a actuar. A su paso por la sede del gobierno, destruyeron vidrieras, atacaron comercios y a la policía de Carabineros, hicieron dos rayados en una pared del palacio presidencial donde se leía “Libertad a los presos políticos mapuche” y “Hasta vencer o morir”; una sumatoria de actos contra la propiedad pública y privada.

En el cementerio, dañaron tumbas y mausoleos, entre ellos el de Carabineros, y prendieron fuego a la del ex senador pinochetista Jaime Guzmán, ideólogo de la dictadura, asesinado en abril de 1991, por un grupo escindido del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Duros enfrentamientos se produjeron con la policía que dejaron heridos y detenidos.

Por la noche, una manifestación sólo de mujeres, vestidas de negro, en silencio y portando velas encendidas, marchó en torno a la sede del gobierno durante algunas horas.

Todo esto en la antesala del lunes 11 de septiembre, cuando tendrá lugar en la Plaza de la Constitución la ceremonia oficial por el medio siglo transcurrido desde la ruptura institucional en Chile con bárbaros delitos de lesa humanidad cometidos por agentes del Estado durante 17 años.

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