Por Oscar Díaz Salazar
El cambio de dirigente en la Sección 30 del SNTE (sindicato de maestros) en 2016, ocurrió cuando Cabeza de Vaca era gobernador electo. Aunque a Francisco N se le propuso dialogar con uno de los aspirantes, prefirió no intervenir y dejar que los agremiados resolvieran. Ganó el candidato “natural”, el que por muchos años había buscado el cargo. Gobernador y líder magisterial se entendieron y llevaron una relación tersa, que duró todo el sexenio, pues la pandemia de Covid 19, le permitió al dirigente sindical prolongar su mandato.
Cabeza de Vaca no tuvo diferencias (visibles) con el rector de la Universidad Autónoma de Tamaulipas que desempeñaba el cargo cuando él tomo protesta como gobernador. Al concluir el periodo legal del rector, operaron de común acuerdo, UAT y Gobierno del Estado, para colocar en la rectoría de la máxima casa de estudios, a un recomendado de Cabeza de Vaca, que a la vez era recomendado del hoy senador Ismael N.
Con la dirigente de los burócratas estatales se entendieron rápido los cabezones. No tener intereses, ni amigos, ni aliados entre la burocracia – priista en un 99 por ciento – sirvió para mantener la neutralidad en un proceso mas bien ajeno a sus preocupaciones. Con el que fuera se entenderían, y se entendieron. El SUTSPET nunca estuvo en sus miras controlarlo, y lo que de ahí pretendían, lo lograron dialogando con su dueña.
Cabeza de Vaca se “arregló” con los actores políticos y administrativos que heredó del gobierno anterior; no forzó la salida de magistrados o jueces, no aceleró la renovación de directivos en la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en el Instituto de Transparencia, en el Instituto Estatal Electoral.
En su discurso inaugural de gobernador, Cabeza de Vaca recitó un poema en el que se repite la frase “mi alma tiene prisa”. A la distancia dudamos que tuviera alma y sobre todo que tuviera prisa, y lo digo porque se tardó casi dos años en nombrar al rector de la Universidad Tecnológica de Tamaulipas Norte.
Hago el recuento de la relación que tuvo Cabeza de Vaca con los titulares de otras dependencias, gremios e instituciones, al inicio de su sexenio, porque me parece que en este gobierno si tienen prisa, mas no han aplicado la recomendación que encierra la frase “vamos despacio, que tenemos prisa”.
Debo decir que no me desagrada la confrontación, cuando es necesario corregir o remediar problemas, o cuando se busca erradicar agentes nocivos. Pero me parece que en este primer año de gobierno, fue mas efectivo (para los intereses del gobierno y no necesariamente de la sociedad) Cabeza de Vaca en su primer año.
Por su formación y trayectoria medico – burocrática, me da la impresión de que el gobernador es mas proclive a la negociación y a dejar que concluyan los plazos legales para la renovación de autoridades, y sin embargo ha optado por la intervención e incluso por la confrontación… con tantos fierros en la lumbre, creo que es tiempo de reconsiderar el camino.