Por Oscar Díaz Salazar
Durante el sexenio del Ing. Américo Villarreal Guerra, el titular del Poder Ejecutivo del Estado le confió varias tareas de carácter político a un personaje que fue el «milusos» de ese tiempo. Me refiero al Ing. Ernesto Guajardo Maldonado, que simultáneamente ejerció como diputado local, presidente del órgano que hoy se conoce como Junta de Coordinación Política (Junta de Gobierno, según la última reforma a la ley que norma la vida del Congreso del Estado), Secretario General de la Liga de Comunidades Agrarias de Tamaulipas, también conocida como CNC o sector campesino y la presidencia del Comité Directivo Estatal del Partido Revolucionario Institucional, PRI por sus siglas.
A la distancia, – como en su tiempo -, la sobrecarga de responsabilidades que le fueron asignadas al Ing. Guajardo Maldonado, se puede interpretar de dos maneras: una es que el «milusos» de esa época era un garbanzo de a libra de la política tamaulipeca, un ser superdotado para el trabajo y para la política, que además gozaba de la total confianza de su jefe político, con el que formalmente no tenía subordinación laboral, pero indudablemente que era su patrón. La otra interpretación es que el gobernador era tan desconfiado y tenía tan pocos amigos y aliados, que prefería atiborrar de chamba (y beneficios) a muy pocos individuos.
Recuerdo estas historias porque es muy frecuente que en las familias se repitan patrones en las diferentes generaciones, y me parece que existe la intención de repetir la historia de Ernesto Guajardo, en la persona del milusos Marco Batarse Ferrell, a quien ya le «compraron» la dirigencia de un partido, el Verde, y pretenden hacerlo coordinador de la campaña de Claudia Sheinbaum en el Estado.
La diputación local se da por descontada y la conducción del rebaño o fracción parlamentaria, la tendrá que disputar Marco Batarse con la Consejera jurídica, Tania Contreras, que también quiere ser patrona, en una oficina (Congreso) donde ya fue empleada.
En cuanto a la coordinación de la campaña para Batarse, un prófugo de morena que hoy es gerente del Partido Verde, veremos como la reciben los militantes y directivos de morena, pues si bien integran una coalición, la lógica política nos dice que la responsabilidad mayor y la jerarquía más alta, le corresponden al partido más grande.
Por lo pronto Marco Batarse disfruta y aprovecha el afecto que le tiene Américo Villarreal Santiago, el hijo del gobernador y sucesor de Ismael García Cabeza de Vaca, con todo lo bueno o malo que eso significa.