#esClaudia, en el Noreste mexicano
El Noreste mexicano, ha sido desde muchísimo tiempo atrás, un enclave del conservadurismo. La Izquierda electoral, ha remado cuesta arriba desde su emergencia en el espectro sociopolítico nacional: 1919, año de la fundación del Partido Comunista Mexicano (PCM).
En Coahuila, los partidos progresistas se expresaron en algunos núcleos obreros hasta los años 70; luego de la reforma política de Reyes Heroles, la Izquierda, despuntó muy débilmente en el escenario electoral.
En Nuevo León, -quizá la región más conservadora del norte- la presencia izquierdista en el movimiento social se expresó con cierta relevancia en las movilizaciones proletarias y populares -la de masas, más importante: Tierra y Libertad-: En la arena de los comicios, ha resultado testimonial: ha sido achicada por el PRIAN y los capitanes de empresa que los han apuntalado.
En Tamaulipas, se ha vivido un largo accionar del PCM -Izquierda social que devino en Izquierda electoral- en las dinámicas campesinas -desde la CCI hasta la CIOAC, organizaron una combativa sociedad agraria- y obreras que derivó en un posicionamiento de esa corriente política que los tamaulipecos vieron como un fenómeno sustancial, parte de la vida social de la comunidad. Muy probablemente por esas razones, los izquierdistas lograron al final del milenio, posiciones de poder -con el PRD, en Río Bravo- en alianza con uno de sus caudillos cívicos más potentes: Juan Antonio Guajardo Anzaldúa.
En el sur tamaulipeco, la Izquierda también ha sido un elemento irremplazable en la historia del movimiento obrero -principalmente el petrolero- de la región. No es posible comprender el desarrollo de la sociedad de la zona conurbada cuyo centro de gravedad es Tampico, sin los heroicos hechos que envolvieron la lucha de los trabajadores por sus derechos laborales y los bienes de la nación.
(Es importante recordarlo, porque de repente los beneficiarios de la IV T, suponen que ganaron en esta comarca por sus esfuerzos individuales y fondos bajo sospecha).
Como nunca, hoy, la IV T, podría ampliar su influencia en una región en la cual, ha tenido innumerables obstáculos para su expresión.
El lopezobradorismo, tiene el viento a su favor:
1.- En Coahuila, inicia una administración estatal priista. (Ante la influencia del tricolor y la fragilidad del PAN, se optó por postular a Manolo Jiménez, ex alcalde de Saltillo y uno de los mejores cuadros políticos de la entidad. La debilidad estructural de la candidata presidencial del PRIAN, hace inferir que el gobernador Jiménez decida no echar recursos buenos -tanto humanos, como financieros- a un mal proyecto. De igual forma, meter todo el hombro a Miss Gelatinas, podría generar tensión entre la posible presidente de MORENA y el gobierno coahuilense.
De otra manera: es posible que Xóchitl gane en Coahuila; como también es posible un notable avance de la ola guinda y de Sheinbaum y su IV T en la entidad.
2.- En Nuevo León, el hostigamiento del gobernador, Samuel García proveniente de las élites económicas regias que se aliaron con el Poder Judicial de la Federación para torpedear la candidatura presidencial del fosfo, fosfo echaron en brazos de #esClaudia a Samuel y su movimiento naranja. Ya amenazó el Sammy: ni un distrito va a ganar el PRIAN, en Nuevo León.
En suma: nunca la Izquierda, había tenido un escenario tan amigable en tierras nuevoleonesas.
Podría ser, una de las primeras derrotas históricas a los poderes fácticos de Nuevo León.
3.- En Tamaulipas, se da por hecho. La IV T, con todo y sus tumbos, ha generado expectativas de la mano de #esClaudia. La Izquierda, desde los 90 ha tomado carta de naturalización en las alcaldías de Río Bravo y Madero. ¿Se esperaba que fuera de otra manera, luego de que los riobravenses atestiguaran movilizaciones de miles de agraristas y los maderenses participaran en las gestas proletarias y se pronunciaran tempraneramente en las urnas, por Cuauhtémoc Cárdenas en 1988?
Esperemos el 2024…
…habrá señales.