Veneno
Yo soy de la idea de Putín, el Presidente Ruso: Si la Humanidad se va a extinguir, que sea por motivos naturales. Si dentro de algunos años la sobrepoblación del planeta será un problema vital, pues es nuestro destino.
No se valen, por ejemplo, temas como la Eugenesia, donde se promueve acabar con la vida de los enfermos o viejitos, o soltar enfermedades que se convierten en epidemias, como el COVID 19 o el VIH, que acaban con la vida de millones de personas, todo ello para seguir los consejos del inglés loco Thomas Malthus, que decía que cada 50 años la población mundial se duplica y hay que darle su rasuradita.
Pero hay otras alternativas menos bárbaras e inhumanas, como el control de la natalidad o la concientización de la gente para que ya no siga teniendo tantos chamacos.
Todavía hoy en día podemos ver a mujeres con diez, doce o más hijos.
En China, llegó un momento en que las personas se reproducían como conejos, y el gobierno tuvo que ponerse duro para que una familia tuviera como máximo dos.
Se habla mucho de que en ese país, si nacía una niña, la mataban o la dejaban abandonada a su suerte para que muriera, ya que era tanta la pobreza que solo problemas iba a traer a la familia, en tanto que los varones podían aportar al sustento familiar con su trabajo.
Todo este preámbulo, prolegómeno, proemio, prefacio, introducción, exordio, rodeo o digresión viene a cuento porque acabo de ver en una página de Internet algo que me dejó anonadado, patidifuso, desconcertado y algo apendejado: ¡Un chaval de 14 años que se cree prostituta!
Se ha hecho muy popular, tanto como “La Wendy Guevara” en las redes sociales, principalmente en Tik Tok. Le dicen “La Veneno” o “La Venenito”.
En uno de sus primeros videos en Tik Tok aparece vendiendo cajeta en un mercado. A alguien le pareció curioso, atractivo o morboso, y lo subió a sus redes sociales, y luego otros hicieron lo mismo y así, hasta que se volvió viral.
Hoy tiene cientos de miles de seguidores en esa red social y en Facebook, lo que ha generado que muchos critiquen a sus padres por permitir que su hijo aparezca en situaciones y posiciones altamente sexuales, como aquel baile de quebradita con un adulto, donde se contonea al ritmo de la pegajosa música, quedando en ocasiones casi desnudo.
Pero hay que aclarar algo. Ya es aceptado que un niño se vista de niña y viceversa. Se ve en las escuelas y no es nada raro.
“La Venenito”, siendo un adolescente, si se comportara como una niña de su edad, nadie se escandalizaría, ¡pero no como una zorra!
Yo me pregunto. ¿Dónde están sus padres? Se supone que debería haber supervisión paterna hacia los niños y adolescentes para ver qué suben y con quién se relacionan en Internet y ahora en las redes sociales, pero aquí hay una evidente ausencia de vigilancia.
Esto me recuerda lo que siempre dice Putín )no es broma, así se apellida el Presidente Ruso), que hay una consigna internacional para promover e incluso, financiar el movimiento LGBT+ como parte de la Agenda 2030.
Como los homosexuales no se reproducen por sí solos, queda claro que la intención, a final de cuentas, sigue siendo la de seguir las recomendaciones de Malthus para que la población mundial se reduzca.
Vean el caso de “La Venenito”, vean el caso de la “Wendy Guevara” y de muchos otros personajes que han recibido mucha más atención de la que se merecen. Reciben miles o millones de pesos solo por tener un buen número de seguidores, y ese recurso proviene de las grandes transnacionales que están metidas en el ajo.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “A mi persona, que la escudriñen”. (A mí, que me esculquen).