Por Oscar Díaz Salazar
Si alguna vez se fueron, – que tengo mis dudas -, ya están de regreso los integrantes de la Vaca Salvatrucha, los franciscanos, los panistas, los nueve cinco seis, la razita de Francisco N, los vacunos.
En un festejo de cumpleaños, reunión social de carácter privado, a la que acudí por invitación de un invitado, que consultó al anfitrión, por lo que solo fui «de semi colado», se reunieron viejos amigos (de lo ajeno, dirían sus detractores de la 4T) y conocidos, entre ellos un centenar de ex funcionarios estatales del sexenio anterior, así como empresarios del transporte y la construcción.
El anfitrión y cumpleañero dirigió unas palabras a sus invitados para agradecerles su compañía, ofrecerles los alimentos (carnitas, antojitos mexicanos y un esquísito guisado de jabalí en salsa verde) y para dar un mensaje de alerta sobre los riesgos que corre el país si continúa gobernando Morena.
Observé, en el empresario del transporte y las maniobras, una auténtica preocupación por las dificultades que enfrentan los transportistas, así como indignación por las frecuentes molestias que padecen de las autoridades y ataques de la delincuencia. Hizo mención de su participación en el paro nacional que harán los transportistas en los próximos días.
Cuando ya trancurrio más de un año desde que cobraron su última quincena en el gobierno del Estado, y sin tener problemas legales, – salvo un par de los más encumbrados que están «bajo proceso» -, los franciscanos se muestran animados de volver a participar en política y de buscar «el milagro» que les permita regresar (que no devolver) a la administración pública, específicamente al gobierno de Reynosa, que les ha sido ajeno desde que terminó el trienio de Cabeza de Vaca.
Aunque la crónica de esa pachanga de cumpleaños pudiera extenderse a varias cuartillas, sé que debo reservarme los detalles pues el evento fue privado y me invitaron como amigo y no como periodista.
Termino diciéndoles que recordé al maestro Miguel Ángel Granados Chapa, cuando afirmaba que sus escritos contenían sólo aquellas expresiones, ideas, frases y argumentos, que fuera capaz de sostener si tuviera enfrente a los personajes aludidos. Platiqué largo y tendido con dos viejos conocidos a los que critiqué en su momento… Y desde luego que sostuve mis críticas cuando estuvimos frente a frente.
Les debo la foto del evento y el nombre del festejado, precisamente porque debo discreción a quienes me invitaron.