Por Juan Sánchez Mendoza
FRUCTIFICAN ESFUERZOS ANTI DELINCUENCIA
Las acciones gubernamentales en contra de la inseguridad pública, que ha emprendido el jefe del Ejecutivo estatal, Américo Villarreal Anaya, empiezan a redituarle frutos en la entidad.
Y es que la sociedad ha entendido que tal responsabilidad nos atañe a todos, pues es, precisamente en los hogares y los centros educativos, donde debe iniciar la cruzada antiviolencia, de parte suya, en tanto que la autoridad aplica sus propios métodos de combate.
Restablecer la seguridad pública en Tamaulipas, es una tarea que el gobernador mantiene en su agenda diaria, por lo que frecuentemente se reúne con las autoridades federales destacadas aquí en la entidad para combatir ese flagelo.
Con el grupo de coordinación en esta materia ha revisado una y otra vez los resultados de la estrategia aplicada en Tamaulipas, donde se han planteado otros esquemas para reforzar la vigilancia.
Y hasta el momento, sigue funcionando la estrategia.
Arranque debilitado
Hay grupos de analistas y líderes de opinión que coinciden al observar que los métodos recurrentes de los siete partidos políticos –jugando solos o en alianza–, para designar candidatos a las cámaras de Senadores y diputados, fue la imposición.
Y también que, si los candidatos presidenciales no han logrado penetrar con éxito en el ánimo ciudadano, es por falta de trabajo, hasta el grado de que, en la víspera de iniciar las campañas formales, el balance sería que en las precampañas e intercampañas sólo generaron hartazgo y exhibieron bajo nivel de competencia.
Esto ocurrió porque Claudia Sheinbaum Pardo, Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz y Jorge Álvarez Máynez, sus asesores sabelotodo, los panegiristas que los acompañan y hasta uno que otro aprendiz de político, sustituyeron al debate y al razonamiento por el pleito estéril.
A la menor provocación se lanzaron al cuello de sus adversarios –con todo–, sin importarles que los ojos de la ciudadanía estuvieran puestos en ellos, ni que sus riñas motivaran la crítica fundamentada de los medios de comunicación masiva que, ante lo insulso de los pronunciamientos, optaron por destacar otros temas, aunque resultasen de menor trascendencia.
Todos sabemos cuáles son los problemas centrales que aquejan a la población.
De ahí que los mensajes de esos candidatos a la Presidencia, en las precampañas, no hayan aportado mucho, aun cuando en las entrevistas de prensa o en su perorata cotidiana sacaran a relucir la trillada letanía: más empleo y seguridad; más justicia y educación; un sinnúmero de apoyos, aumentos, disminuciones, becas y hasta la creación de instituciones, tanto como la edificación de grandes proyectos que conviertan al país en una nación con altos índices de desarrollo.
Así lo que vio, leyó y escuchó el elector, en todo caso, no pasó de ser un catálogo de buenas intenciones, cuya diferencia entre uno y otro prospecto lo marcó el énfasis que cada cual aplicó a su discurso, durante su recorrido por el país.
El problema de bajo perfil que registran hoy los candidatos presidenciales no se dio porque razonaran sobre las necesidades de los segmentos poblacionales que habitan en el país, sino por la manera ambigua en que plantearon superar dichas carencias y rezagos.
Es decir, no expusieron con claridad cuáles serían sus estrategias específicas partiendo de lo que hasta ahora se ha realizado y/o dejado de hacer.
Esto es lo que podría distinguir a un proyecto de otro.
Por tanto, ningún sentido tendría que hicieran berrinches cuando se les avise de qué lado masca la iguana, ya en las urnas… aunque nada está escrito y los escenarios podrían variar a partir de mañana, al arrancar las campañas constitucionales.
Fuera manos
El gobernador Américo Villarreal Anaya ha sido muy claro en su disposición de que ningún funcionario debe meter mano en los procesos para elegir al Presidente de la República, dos senadores, ocho diputados federales y 43 ayuntamientos.
Ha dicho que las autoridades de la administración pública deben evitar caer en la tentación de utilizar programas y recursos con tintes electorales y/o políticos.
Respecto a sus colaboradores, el mandatario ha comentado que éstos ya están enterados sobre los programas de blindaje electoral, a fin de respetar los preceptos legales.
¡Y vaya que tiene razón!, porque sólo así se recuperaría la confianza.
Cicuta
El insuflado Mario Alberto López Hernández, alias ‘La Borrega’, proclama a los cuatro vientos estar sobrado para ganar la elección del cuarto distrito, y, de paso, acarrearles votos a los candidatos presidencial y senatoriales, así como a quienes contenderán por las curules locales y cargos edilicios.
Su desplante es temerario pues olvida que no hay enemigo pequeño y el más claro ejemplo, lo tiene en su propia casa, donde no ha podido meter al aro a su detractor José Alberto Granados Favila (quien es cobijado por la secretaria de Finanzas, Adriana Lozano Rodríguez), ni lograr acuerdos con otros aspirantes al relevo edilicio y a diputaciones locales.
Aquí aplica el dicho: ‘Dime de qué presumes y te diré de qué careces’.
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