Por Pegaso
¿Qué es una mujer? O mejor dicho, ¿qué es ser mujer?
Si va usted por la calle y le pregunta a cualquiera, nadie notará la diferencia entre una y otra pregunta.
La primera se define por sí sola: Individuo biológico hembra de la especie Homo sapiens.
Lo segundo es un galimatías, porque hay machos de pelo en pecho que dicen que se perciben como mujer y no hay forma de sacarlos de su error.
Hay otros que se perciben como perros, caballos o jirafas. Y tienen todo el derecho del mundo de hacerlo, pero no de imponer su punto de vista a los demás, ni buscar definiciones tan estrambóticas como “transgénero”, “transespecie” y otras tantas barbaridades.
Y a los que estamos bien centrados a la realidad, a los que nos gusta decir las cosas como son, nos tachan de “transfóbicos”.
Es la locura que se ha apoderado del mundo.
Las grandes potencias occidentales se han aliado para instrumentar una campaña de desmasculinización.
A la fecha, hay un incremento alarmante de niños y adolescentes “trans”, con respecto a, apenas, diez años atrás.
Esto, porque los chavitos son como una esponja y todo lo que ven en las redes sociales, o los ejemplos que se les da en la vida diaria, se queda en su psique aún inmadura.
Como consecuencia, tenemos a niños que van con vestidito y muñequitas a la escuela, que se hacen virales por su comportamiento de prostituta en las redes sociales, como ese niño llamado “La Culebrita” o “La Vivorita”… no, “La Venenito”.
Y eso le encanta a la gente, le hacen comentarios orientándolo o echándole porras, y se volvió mega viral para dar el ejemplo a otros miles de chiquitines que se reflejan en ese modelo.
La mujer y el hombre son diferentes, pero complementarios. La forma de reproducción es sexual. El hombre aporta los gametos masculinos y la mujer los femeninos. Después del coito, si ambos son fértiles, se produce la fecundación. El útero de la mujer sirve de receptáculo para el embrión y en él crece para convertirse en feto y después en un bebé, que finalmente nace.
Eso es lo que hace una mujer.
Yo le preguntaría a un hombre transgénero, que no mujer transgénero: ¿Ustedes pueden parir?
Si la respuesta es negativa, ¡pues entonces no son mujeres y punto.
Y digo que se trata de hombres transgénero y no mujeres transgénero, porque primero fueron varones que sintieron deseos de percibirse como mujeres. Siendo su primera condición de hombre, lo lógico es que se le diga “hombre”, seguido del complemento “transgénero”, lo que equivaldría a decir: “Hombre que transita a otro género”. ¿O me equivoco?
Hoy es el Día Internacional de la Mujer. Felicidades a todas ellas.
Pero creo que a partir de ahora debemos cambiar el nombre para quedar como “Día Internacional de la Mujer Biológica”, porque no falta que, para celebrar este día, en los eventos se presenten los machitos calados para que también se les reconozca el derecho a ser considerados mujeres y que las leyes y las autoridades les den la razón.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Yo lo deposito y ella lo mueve de lugar”. (Yo lo coloco y ella lo quita).