AL VUELO- GILBERTONA

Opinión

Por Pegaso

¡Murió la Gilbertona!

Sí. El decano de los influencers mexicanos estiró la pata. Entregó el equipo. Felpó. Se murió todito.

Le decían “La Gilbertona” porque era homosexual, estaba más feo que Danny Trejo después de una pelea con El Canelo Álvarez y era más mal hablado que un carretonero de Las Anacuas.

Se convirtió en una celebridad cuando la red social dominante aún era Facbook, hace ya algunos ayeres, así que puede decirse que era el abuelito de todos los que salen ahora en las redes compartiendo pendejada y media.

Este influencer, al que los medios de comunicación nacionales se refieren con pronombre femenino, falleció de una pulmonía cuata.

Desde hace varios días se viralizó su condición de salud y todo mundo estaba pendiente de él –su verdadero nombre era Gilberto Salomón Vázquez, y era oriundo de Culiacán (sin albur).

Sus leperadas eran un agasajo para los no tan castos oídos y ojos de los internautas, que ya estaban familiarizados con su forma de expresarse sobre diversos temas.

Tenía más arrugas que una ciruela pasa. Cuando falleció ya contaba con 88 abriles. Era un verdadero ícono para la comunidad LGBTTXYZ+ y las multitudes lo adoraban.

“La Gilbertona” saltó a la fama con videos que realizaba desde su casa en Facebook. Para algunos, lo que le valió ser conocido a nivel nacional e internacional fue su autenticidad, puesto que no se cuidaba de parecer homosexual, a pesar de que él siempre se refería a sí mismo como una persona del sexo masculino.

Creo, y esta es una teoría propia, que las redes sociales están especialmente diseñadas para que sean las personas o muy hermosas y nalgonas, o muy feas y desnalgadas las que más visitas y likes tengan, aún cuando en sus cuentas y canales no tengan contenido de sustancia. Los dos extremos juntándose. La dicotomía cerebral dominando nuestra vida.

Estaba feo a morir, pero aún así lo conocían muchos usuarios de las redes sociales.

Lo confieso. Tal vez alguna vez escuché hablar de “La Gilbertona” o vi algún meme con su rostro, pero nunca me puse a buscar videos de él.

Hasta la semana que va corriendo, porque desde días atrás los internautas estaban pendientes de su salud.

Sacó un último video diciendo: “¡Bueno, qué bien están chingando, que si ya me morí, que si no me morí!”

Pero definitivamente, el pasado 14 de marzo su representante dio la noticia fatal: “La Gilbertona” pasó a mejor vida.

Aquí abro un paréntesis para tratar de entender por qué han tomado tanto auge los personajes de la comunidad LGBTT+, a quienes los gobiernos apoyan con leyes “progresistas” por ser minoría.

Definitivamente, yo no estoy en contra que tengan los mismos derechos que los demás, pero no porque formen parte de la comunidad LGBTT+, sino porque son seres humanos, igual que lo son los heterosexuales. Considero que no debe haber clasificaciones desde el punto de vista de la sexualidad.

Sin embargo, los gobiernos del mundo están interesados en difundir, promover y hasta imponer tal ideología porque obedecen a la maldita Agenda 2030, cuyo propósito es la desmasculinización de los hombres y la virilización de las mujeres.

Tanto así que la cantidad de adolescentes gay ha crecido en más del doble en los últimos diez años.

Y esto es así porque si la población homosexual aumenta, automáticamente bajará la tasa de natalidad, ya que hombre con hombre y mujer con mujer no pueden tener descendencia.

La Agenda 2030 apuesta por una disminución de la población mundial, tal como recomendaba el filósofo Albert Camus, quien decía que cada 50 años la población mundial se duplica y necesita una rasuradita.

Así pues, lo que no hicieron las pandemias de VIH, gripe aviar y COVID, lo hará la política.

Creo que por eso tuvo tanto éxito “La Gilbertona”, porque las redes sociales también obedecen a los criterios de la Agenda 2030.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Tu aspecto es más repugnante que golpear a la deidad”. (Estás más feo que pegarle a Dios).

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