LA COMUNA

Opinión

 

Aimé, con un pie en el estribo

José Ángel Solorio Martínez

En los corrillos más conocedores de la Secretaría de Educación de Tamaulipas, se da por hecho, que la titular, Lucía Aimé Castillo Pastor, ya alista sus maletas para dejar la dependencia, a la cual tanto daño le ha hecho y no sólo eso: si hay un personaje del gabinete de la IV T que haya hecho daño –en grado sumo– a la administración estatal, es justamente la casi ex secretaria referida.
¿Cómo sale Lucía del encargo que puso en sus manos la generosidad del Ejecutivo estatal?
A decir verdad: nada bien. En principio, deja la víbora encrespada: la Sección XXX del SNTE, insiste en que ha incumplido los convenios firmados nada más y nada menos que frente a la secretaria de gobernación, Luisa Alcalde Luján y la secretaria de educación en la CDMX.
Esos pactos, –como se recordará– llevó al magisterio tamaulipeco, a levantar un paro y regresar a clases mediante compromisos signados bajo la mirada de la IV T Federal.
Castillo Pastor y sus achichincles, se hicieron que la virgen les hablaba y dejaron correr el tiempo para desgastar el liderazgo de Arnulfo Rodríguez Treviño.
No le salió la estratagema a la titular de la SET.
Ni logró debilitar al líder de la Sección XXX y sí acumuló más desprecio y rechiflas del profesorado de la región.
Resultó más apropiada la estrategia de Arnulfo.
Dejó que el tiempo corriera hasta que el destino electoral los alcanzó.
¿Qué pasó?
Algo esperado: la necesidad de tener como aliado al magisterio tamaulipeco en tiempo de elecciones es una obligación. Eso lo conocieron, Manuel Cavazos Lerma, Tomás Yarrington, Eugenio Hernández Flores –este último, bien que lo supo: el SNTE descarriló su proyecto de sucesión, aniquilando al Güero Assad, a quien preparaba para sucederlo–.
Lucía Aimé, –y asesoras grises– subestimaron la potencia de los profesores tamaulipecos.
¿La Sección XXX, se reconcilió con la IV T tamaulipeca?
Evidentemente: la candidatura de la maestra Blanca Anzaldúa Nájera, por un distrito local de ciudad Victoria, es un indiscutible indicio de la recomposición de las alianzas en la región entre el lopezobradorismo y las huestes de Arnulfo.
Con una senaduría en manos del líder nacional de SNTE, Alfonso Cepeda y cuatro diputaciones federales para militantes del sindicato de maestros, otra es la correlación de fuerzas entre las diferentes secciones del país y las secretarías de educación en los estados.
¿Cómo quedará Lucía Aimé, ante ese nuevo reacomodo?
Está claro: más golpeada de lo que hoy está.
Ya hay nombres de su reemplazo: un ex secretario de la SET, en tiempos del PRI hegemónico y un ex funcionario de la UAT –por supuesto: no es el criminal de Fernando Arizpe García–.
Esos dos personajes, garantizan un diálogo respetuoso con Arnulfo y sus macizos seguidores.
Lo dicho: Castillo Pastor, ya apestó la silla que ocupa.
¿A dónde irán las oscuras golondrinas?
Sólo dios…
¿A dónde va que más valga?
Lo cierto, es que nunca el cambio de un funcionario gubernamental, había sido tan saludable y tan profiláctico para una administración estatal.
Lo cierto, es la envidiable como eterna luna de miel, de Castillo Pastor.
Dinero no le va a faltar: su pareja, gana más que el mismísimo Andrés Manuel López Obrador…

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