OPINIÓN ECONÓMICA

Opinión

Dr. Jorge A. Lera Mejía.

El llamado Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) sigue presionado por las fuerzas del mercado nacional y las expectativas del comercio internacional.

Peor aún, es la presión de los precios en la conocido como Inflación subyacente, y más grave para la población más pobre, la inflación de Precios de la «Canasta Básica», que dobla el incremento registrado en el INPC. Esta última variable, golpea más a los bolsillos de los que menos tienen, debido que más del 75 por ciento de sus ingresos lo destinan precisamente al consumo de los productos básicos, mientras las clases medias solo destinan el 50% de sus ingresos a dichos productos, y las clases altas ocupan menos del 25 por ciento.

Por eso a la inflación se le conoce como el peor «impuesto contra la pobreza», ya que golpea más a los que menos tienen y eso le caracteriza como una especie de impuesto regresivo contra la pobreza, por lo que se pone en entredicho que el Banco de México abandone la política de control a la inflación, al haber bajan 25 puntos porcentuales la tasa prima, desde 11.25 de mediados de marzo, a 11% a principios de abril.

Banxico decretó una baja a la tasa de interés al 11%, desde el anterior 11.25%, siendo el primer descenso que se da desde febrero de 2021, cuando la tasa de interés alcanzó un mínimo de 4 por ciento, tras las acciones de política monetaria implementadas por el Banxico para hacer frente a los efectos económicos de la pandemia por Covid-19.

COMPORTAMIENTO DEL INPC:

La inflación se ubicó en 4.42 por ciento anual durante el cierre del mes de marzo, ligeramente por debajo de la expectativa de mercado, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) este martes. Pero 1.42 por ciento por arriba de la inflación esperada (objetivo) del Banco de México. En particular, el Banxico ha definido como objetivo permanente alcanzar una inflación anual del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de 3 por ciento.

En los hechos, el INPC registró un incremento de 0.29% respecto al mes anterior y 4.42% anual.

La inflación SUBYACENTE -que mide la trayectoria de la inflación en el largo plazo- aumentó 0.44% a tasa mensual y 4.55% a tasa anual. Y, al interior de este índice, las mercancías subieron 0.22% y los de servicios 0.69%.

El índice de precios no subyacente presentó una caída de 0.16% mensual y un alza de 4.03% anual. Los precios de los productos agropecuarios disminuyeron 0.53% y los de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno crecieron 0.16%.

EL PELIGRO DE LA INFLACIÓN SUBYACENTE:

Una tasa de inflación subyacente elevada aumenta el riesgo de que los precios altos se cronifiquen en la economía y desencadenen los temidos efectos de segunda ronda. Para una economía es una situación letal.

De acuerdo a Francisco S. Jiménez (El Economista España, 26 Enero 2023) […] Por primera vez desde la década de los noventa, la inflación subyacente (no incluye en su medida ni precios energéticos, ni alimentos frescos, para aislar a los precios generales de la volatilidad de estos productos) ha superado al índice normal de la inflación (INPC), estando ambos en positivo. Y que esté en positivo la inflación es un matiz muy importante para entender los riesgos que asume la economía. Esta situación se alargará durante buena parte del año 2023 y 2024. Los economistas españoles apuntan a que el mayor peligro está en que las expectativas de inflación se terminen desanclando, aunque de momento nadie contempla un escenario de espiral alcista de precios. Sin embargo, las consecuencias de una subyacente elevada ya se están comenzando a notar en la economía. El actual episodio en los precios tiene otro tipo de naturaleza. No hay un problema en la DEMANDA, por lo menos, por ahora, y las tensiones se centran en la OFERTA, en la parte productiva de la economía y en los altos costes a los que se ha enfrentado por los elevados precios energéticos. La inflación SUBYACENTE se empezó a utilizar en la década de los setenta para calcular el impacto real de las sucesivas crisis del petróleo en la economía […] fin de cita.

Esta dinámica española, se encuentra en similar situación para el caso mexicano, donde la inflación subyacente se ha convertido en el dolor de cabeza de los economistas del Banxico.

El Banco de México considera sobre la inflación subyacente que «Es la razón que ofrece una medida más exacta de la inflación estructural. Al eliminar los elementos más volátiles, es un índice más estable. Incluye elementos cuyo precio tarda en subir, pero que después también tardarán en bajar, si es que lo hacen». Continúan afirmando que «La inflación GENERAL mide la evolución de los precios de una amplia muestra de bienes y servicios, a partir del Índice de Precios de Consumo (IPC). La inflación SUBYACENTE no incluye ni los productos energéticos ni los alimentos no elaborados, pero sí el resto de bienes y servicios».

IMPACTO MAYOR EN LA CANASTA BÁSICA:

La inflación SUBYACENTE se hace fuerte en productos BÁSICOS, aquellos que tiene que comprar todo el mundo, pero que más golpea a los bolsillos de los más pobres, como es el caso de los alimentos. La canasta básica se ha disparado un 16.4%. El encarecimiento, viene motivado en el caso mexicanos, principalmente por el precio del energéticos como gas LP y combustibles, el incremento de algunas verduras y frutas como tomate y limón, y el resto de los productos cárnicos y lácteos.

Por lo citado, el problema de la inflación de alimentos y básicos se manifiesta de diversas maneras: desnutrición, pobreza alimentaria, abandono a los productores agrícolas, cambios en las tasas salariales del sector primario, agotamiento de recursos naturales, entre otras.

A pesar de que el ingreso per cápita de los mexicanos ha aumentado en los últimos años, por la política de aumentos del salario mínimo arriba de los incrementos del IPC, la inflación en la canasta básica ha borrado este incremento, sobre todo en las familias de menores ingresos, las cuales gastan más en alimentos.

Si se hace una comparación respecto al periodo prepandemia, entre el primer trimestre de 2020 y el segundo de 2023, el ingreso laboral per cápita en México aumentó 31.7%, mientras que el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) creció 20.1%. Sin embargo, al deflactar los números, el costo de la CANASTA alimentaria aumentó en 30.9%, lo que diluye los beneficios del incremento de 31.7% en el ingreso laboral per cápita registrado en México, es decir, el efecto de la inflación fue mucho más severo.

Por lo que podemos concluir que «Los aumentos observados en los últimos tres años en el ingreso laboral corriente se ven diluidos por un incremento casi de la misma magnitud en el costo de la canasta alimentaria».

De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), al segundo trimestre de 2023, el 37.8% de la población en México se encontraba en situación de pobreza LABORAL, es decir, que cerca de 49.6 millones de personas en el país no son capaces de cubrir el costo de la CANASTA alimentaria con su ingreso laboral.

En sínteses, la INFLACIÓN es el peor impuesto de los pobres, porque la subida de los precios, como es para toda la sociedad igual, afecta más a las rentas bajas. Al subir los precios por la INFLACIÓN también aumenta el IVA de los productos, por lo que al final se acaba pagando más impuestos. Los que menos ganan, mas gastan en alimentación y en IVA…

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