La UAT: mal y de malas

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

En el medio año que el «Primo de oro», Dámaso Anaya, ha estado al frente de la rectoría de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, la institución ha dado muestras contundentes de estar cambiando para mal, de experimentar una involución, de estar inmersa en un proceso acelerado de descomposición.

En el primato universitario, (primato.- gobierno de los primos) de estos seis meses, no sólo mantuvieron en la universidad a la avanzada del (c) anayismo, no se conformaron con mantener ahí a los rescoldos del cabecismo, en este caso a Marco Batarse, quien fue ascendido de la Dirección de Comunicación Social, a la Secretaría de Administración de la UAT.

También de lo más nefasto del cabecismo, de las entrañas de la Secretaria de gobierno, del panismo cañero y rupestre, de ahí sacaron al Abogado general de la UAT, Carlos Mora, que comparte mesa de café con Batarse, complejo de galán otoñal y una que otra maña.

En estos últimos meses fuimos testigos también del «retorno de los brujos», del regreso de los porros, -que nunca se han ido-, del regreso de la violencia como método para disputar el botín, y aquí me refiero al enfrentamiento a garrotazos entre dos facciones que pelean el control de la Unidad Académica del Mante. La escuela de Agronomía del Mante fue el escenario del episodio de violencia, -con sangre y heridas que vuelven obligada la investigación de las autoridades-, entre el grupo de los malos, enfrentados a los peores… Triste es reconocer que no hay un bando bueno.

Del campus Tampico nos enteramos que en la Facultad de Ingeniería replican el modelo patrimonialista de administración que se usó para elegir al rector. Más de una docena de familiares directos del Dueño de la Facultad, del Inge Pichardo, ocupan los cuadros principales del organigrama de la institución.

A reserva de corroborar los datos, también en la Unidad Académica de Rio Bravo se quejan por el directivo que recién enviaron a hacerse cargo del plantel, pues se trata de un egresado de una escuela patito de la región.

La magnitud del escándalo del Capitán Lujuria, Marco Batarse, le quita atención de momento a una situación que tiene el carácter de estructural, sistémica y no sólo de coyuntura. La UAT anda mal y de malas, y no se le ven cualidades al Primo de oro para corregir esta situación.

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