José Ángel Solorio Martínez
Si la derecha esperaba repuntar en el segundo debate presidencial, se le borró la sonrisa: la candidata del PRIAN, Xóchitl Gálvez, sigue en su permanente camino en descenso y no da una para proporcionar expectativas a sus dinerosos padrinos que no saben qué hacer para que la experta en gelatinas y empresaria de las energías limpias, le quite siquiera una pluma a la candidata de la izquierda, Claudia Sheinbaum Pardo.
Deplorable el desempeño de la señora Gálvez.
Insiste –sin lograr avances– en denostar a #esClaudia, incluso con falacias tan evidentes que dan pena ajena, al tiempo que exhibe serias deficiencias cognitivas y pocas estructuras estructurantes en su tejido neuronal.
¿Por qué insiste en medirse a Sheinbaum, en el terreno en donde ella es soberana: en el tejido epistemológico?
Deveras: da pena, la candidata azul.
Reta a Claudia a que responda cuestionamientos para tratar de incriminarla; maneja datos y premisas falsas y absurdas; sigue siendo su narrativa tan pobre como sus capacidades retóricas y vive con una dislexia política-cultural, que a cualquiera sorprende por tanto año de marquesa y no saber mover el abanico.
Los números que arrojaron las mediciones sobre ese acontecimiento, a nadie sorprendió: Claudia sigue firme a la cabeza de la contienda; Xóchitl, se amacizó en el segundo lugar, sólo porque el candidato del MC, es tan anodino como ella.
Las frías cifras, dicen que la pugna presidencial, sigue como empezó.
Máynez, de quien se esperaba más, se avinagró. Sigue equivocando su estrategia: ferozmente, ataca a #esClaudia, y deja libre a Xóchitl, con quien debería trenzarse para intentar bajarla al tercer lugar, que sería el primer escalón para hacer su trabajo bien y reposicionar al partido naranja como la segunda fuerza nacional.
Al parecer el anaranjado, no sabe que su paso al subcampeonato electoral del país, pasa necesariamente por desplazar al PRIAN, de la segunda minoría.
Se nota: Xóchitl llega con temor y el ansia de que termine lo más pronto posible los debates; sabe, que una de sus fragilidades de política es su chata virtud para la polémica. El aspirante del MC, arriba a los debates con alegría y hasta con júbilo; y cómo no: son para él, los únicos eventos relevantes para que el electorado lo vea.
En tanto eso pasa con los debatientes del PAN y el MC, la ex jefa de gobierno, Claudia, da cátedra a sus adversarios, con frialdad, sapiencia y hasta con las herramientas discursivas extraídas de su experiencia áulica en diversas cátedras de posgrado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
¿Alguien apostaba por Gálvez, en los debates?
Por supuesto que sí.
Uno de sus más fervientes admiradores es su promotor Claudio X. González.
Sin olvidar a la mafia del poder, que agobiada por las cuchilladas que les ha propinado AMLO en sus bolsos y sus bolsillos, rogaba de rodillas en Catedral, el regreso del neoliberalismo a Palacio Nacional.
Al parecer, esta vez, muchos se quedarán chiflando en la loma.
Este segundo debate, mostró lo que los conservadores tienen para enfrentar a Sheinbaum: campañas negras, lluvia de insultos y falacias, miles de memes y campañas de desestabilización en diferentes regiones de la nación, centradas en el terror, en el miedo.
Añoran la emergencia de un Miley en México.
Oran, por el nacimiento de un líder mesiánico derechista como en Argentina.
Se avizora, que ese segmento de la sociedad conservadora de México, acumulará otros seis años, más fuera del circuito de autoridad presidencial.
Larguísimo trecho.
Sobre todo, para aquellos que pensaban que la IV T, era un fenómeno sociopolítico irrelevante y efímero.
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Juan Carlos Rodriguez