Por Rosa Elena González
Después de los 50…
Va de nuevo, porque después del medio siglo y que hace justo tres años se tuvo de frente a la catrina durante dos meses por culpa del COVID, vivir la vida se agradece, disfrutar cada día es obligación que se disfruta, y tener a tu lado, en todo momento, gente que te haga feliz, como dijera un viejo comercial de televisión, no tiene precio.
Y es que el tener una nueva oportunidad para transitar por este mundo, reiteramos, NO TIENE PRECIO, porque cuando no se tiene la certeza si amanecerás el día siguiente se acaban los afanes, todo lo económico pierde valor y único que vale es la esperanza, la fe, el amor de tu familia, la dedicación de los profesionales de la medicina, pero principalmente la voluntad de DIOS.
¿Si se debe algo, se tienen cuentas pendientes o aún faltan cosas por hacer? Solo DIOS lo sabe y llegara el momento de hacer el balance, pero por lo pronto se está, se4 nos dio otra oportunidad, y con todo y las secuelas la vida se debe agradecer y disfrutar.
Y es que después de lo vivido y pasados los 50 te puedes dar el lujo de sentarte frente al espejo y ver las huellas del paso de los años en tu rostro y sonreír satisfecha por todo lo vivido.
Luego, cuando casi pisas los 60 no hay prisas, valoras mucho más las cosas, con la familia como base de todo le das un infinito valor a la amistad, y al hacer un balance de lo vivido recuerdas que la mayor riqueza de un ser humano son las personas que le estiman, quieren, y aman a pesar de sus defectos.
Porque sin duda alguna se es grande por la grandeza de quienes se rodea, el mayor tesoro de una persona es la gente que está cerca en los momentos de felicidad, éxitos, tristezas y fracasos, quienes te hacen la vida más llevadera.
Con el paso de los años las circunstancias, los tiempos y espacios van llevando por diferentes senderos y lo importante es en cada uno de ellos, cerca o lejos, hacer sinergia para crecer juntos, fortalecer los lazos de amistad y hacer nuestro paso por este mundo afable.
No hay tesoro o fortuna suficiente para cubrir la dicha y felicidad de la familia, sobretodo la que lograste forjar, y verdadera amistad que se ha cosechado.
Dicen que los amigos y el cariño de la familia queda de manifiesto cuando se está en la cárcel o caes en cama, y si, en los momentos difíciles saber que familiares y amistades están ahí y piden a DIOS por ti es algo invaluable.
Por lo tanto, y aunque no hay gratitud que alcance, hoy quiero agradecer, primeramente, a DIOS por la nueva oportunidad, y como dijera MERCEDES SOSA en su poesía, “Gracias a la vida, que me ha dado tanto, me ha dado la risa y me ha dado el llanto, así yo distingo la dicha del quebranto, los materiales que forman mi canto y el canto de ustedes que es mi canto, y el canto de todos que es mi propio canto”
Permítame estimada, estimado lector este espacio para agradecer las muestras de afecto de grandes personas para esta servidora con motivo de un año más de existencia.
Agradecida siempre con DIOS por los grandes regalos, la vida, el amor de mi familia que es el aliento de mi existencia para seguir en esta travesía, la amistad de personas maravillosas que ha puesto en mi camino, el encontrarme en diferentes vías extraordinarios seres humanos que de una manera u otra me motivan y hacen feliz mi paso por este mundo.
Valoro la confianza, cariño, solidaridad, compañerismo de grandes personas que me han prestado sus alas para volar, de los que han sido mi soporte para seguir de pie, de quienes me regalan minutos de su valioso tiempo para leer estas líneas, GRACIAS por estar siempre.
GRACIAS…