Martín Díaz / La Nube
Maki, quien se vendía como una fuerza política imparable en las elecciones de este año, resultó ser solo un espejismo alimentado a base de convenios publicitarios al parecer pagados por el Municipio de Reynosa, donde gobierna su hijo Carlos Peña. Se suponía que Maki estaba destinada a ganar la elección y tomar el control de espacios públicos, posicionándose en la antesala de su ansiado objetivo: la gubernatura de Tamaulipas.
Pero los números no mienten. Como candidata a la senaduría por Tamaulipas, Maki quedó en evidencia. En Reynosa, donde fue alcaldesa dos veces y supuestamente tiene su base fuerte, apenas consiguió 37,952 votos en los dos distritos electorales, promediando un escueto 12% de la votación. Muy lejos de lo que ella y sus seguidores esperaban.
Por otro lado, en Ciudad Victoria, el terreno donde su compañero de fórmula Eugenio Hernández Flores se siente fuerte, obtuvo 71,325 votos, equivalente al 30.8% de la votación. Estos votos son atribuidos en gran medida a la popularidad de Hernández en esa ciudad, no a Maki.
Es importante notar que en Reynosa son casi 100 mil votantes más que en Victoria, sin embargo, los votos obtenidos por Maki son la mitad de los obtenidos por Eugenio Hernández en Victoria. Esto demuestra claramente que el respaldo que Maki presume en sus negociaciones es puro humo. Los ciudadanos no la apoyan como ella cree, y estos resultados lo dejan muy claro.
Y por si fuera poco, ahora va a ser senadora como suplente de la candidata de San Luis Potosí, un puesto que se rumora compró para asegurarse un espacio en la política. Es hora de que Maki acepte que su «fuerza política» no es más que un globo desinflado por la realidad de las urnas y las sombras de sus tratos, que acostumbra a no cumplir.
«Maki: El Desinfle de una Farsa Política»
Please follow and like us: