La bendita polarización
José Ángel Solorio Martínez
La sociedad política tamaulipeca, va en camino de la polarización. O se quedan en la arena electoral regional, MORENA y el PAN –polarización de la buena, real– o emergen dos actores en pugna: el bloque encabezado por los guindos, o el bando capitaneado por los azules.
De que va la lucha entre los polos, va.
El partido que pudiera romper esa tendencia es el partido Movimiento Ciudadano (MC); pero sus liderazgos, son tan pobres y tan frágiles, que a pesar de tener un escenario sonriente para sus proyectos, se desplomó sin hacerle cosquillas al PAN y dio oportunidad para que el Partido Verde, se constituyera en una fuerza emergente haciendo añicos sus sueños.
La impericia del MC, la agonía del PRD y los negativos acumulados por el PV, hacen suponer que la polarización de la sociedad partidista se achicará y obligará a la morralla a usar una estrategia de rémora para seguir viviendo del presupuesto.
Ante la potencia de MORENA, los parásitos partidistas como el Partido del Trabajo, el PV, el MC, el PRD y el PRI, seguirán con su método de sobrevivencia que tan bien les ha funcionado en las recientes elecciones: ir con un padrino fuerte para no hacer el ridículo y negociar votos sin obtenerlos.
Ese es el primer indicio que nos hace presumir una posibilidad real: en los próximos comicios, presenciaremos dos corrientes o bandos unitarios; el capitaneado por MORENA y el acaudillado por el PAN.
Ir en soledad para el PRI, PRD, PV, PT, sería un suicidio.
Sin la sombra protectora del panismo, el PRI y el PRD, pasarían a ser organizaciones políticas en vías de desaparición. Lo mismo: sin el manto poderoso que los libera de la debacle, el PT y el PV, desaparecerían del escenario local al tiempo de perder los suculentos ingresos que les representa ir en coalición con la ola guinda tamaulipeca.
En síntesis: es una obligación vital para la chiquillada, ponerse del lado de quien más les ofrezca; o a quien más les prometa, el amor ideológico que pretenden.
Para aquellos puritanos que gritan y despotrican contra la polarización, éste es un fenómeno que no eligen los partidos ni sus dirigentes; es una expresión social dictada por las mayorías. No es una manifestación, ordenada por un dictador ni por ningún partido; es, el mandato del único e incuestionable soberano: el pueblo.
La aniquilación del PRI, el producto de innumerables factores que han delineado su existencia; como de la misma forma: otras causas, lo llevaron a vivir como ente hegemónico por muchas décadas en la región y en la nación.
Los mismo pasó con el PRD.
¿Es buena o mala la polarización?
Es una interrogante que tiene incontables variables explicativas.
Como dice AMLO: el pueblo manda.
En Tamaulipas, la polarización ha resultado más que saludable. Ha permitido a la sociedad, ver a un amplio grupo de partidos, alinearse claramente, en las trincheras ideológicas de sus preferencias; esto, a la vez, ha llevado al contraste de los programas de gobierno que ofertan las agrupaciones políticas y las coaliciones.
Por algo, los conservadores, temen a la polarización.
Aquí, los ha desnudado.
Aquí, los ha obligado a quitarse las máscaras.
Aquí, ha dado la oportunidad a los derechairos, de asumir sus vergüenzas.
Aquí –según se ve– en la comarca, seguirá la bendita polarización.