DESDE LA FRONTERA

Opinión

POR PEDRO NATIVIDAD

Los tamaulipecos, resignados, han recibido un nuevo golpe al bolsillo con un aumento de dos pesos en el pasaje del transporte público. Este incremento, justificado por la necesidad de ofrecer un mejor servicio, viene acompañado de la promesa de renovar las unidades, una promesa tan vieja, que nunca se ha cumplido.
Los usuarios del transporte público en el estado, conocedores de esta rutina, ya ni se quejan. Sabe que el incremento es inevitable, y que la promesa de contar con unidades nuevas y dignas es solo eso: una promesa. En realidad, es más probable que sigamos viendo las mismas chatarras que han circulado por años, con la excusa de los concesionarios de que esos dos pesos adicionales apenas alcanzan para alivianarse.
En medio de esta situación, ha reaparecido en la escena política el ex líder priísta y neolaredense, Ramiro Ramos Salinas. Con la voz de quien ya conoce el terreno, Ramos ha sugerido que la Subsecretaría del Transporte debería depender de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (SEDUMA), en lugar de la Secretaría General de Gobierno, como ocurre actualmente. Su argumento: solo así se podrá garantizar una verdadera modernización del servicio.
Cabe recordar que Ramiro Ramos fue Subsecretario del Transporte durante la administración de Egidio Torre Cantú, y fue en ese tiempo cuando surgieron las primeras promesas de un transporte público de primer mundo en Tamaulipas. Ramos presumía que los autobuses serían nuevos, equipados con aire acondicionado, accesibles para personas con discapacidad, y que incluso se construirían paradas de primer nivel. En ciudades como Nuevo Laredo, se puso en marcha un autobús con aire acondicionado, una especie de muestra de lo que podría venir. Pero como era de esperarse, la modernización sólo duró unas semanas; el aire acondicionado se descompuso, las ventanas se volvieron a abrir y el «transporte de primer mundo» tan anunciado, nunca llegó.
Con Cabeza de Vaca, fue lo mismo, otro gobernador que prometió modernizar al transporte público, también se decía que habría camiones modernos, nuevos, con todas las tecnologías, incluso se hicieron algunas paradas modernas, pero al final, el pretexto fue que los concesionarios primero querían que les pavimentaran perfectamente, sin ni un bache, las calles de las rutas, algo que los gobiernos municipales no hicieron y por ello tampoco hubo camiones modernos y las chatarras siguieron funcionando.
El ciclo parece interminable, y mientras tanto, los tamaulipecos continúan pagando más por un servicio que sigue siendo el mismo, atrapados en un eterno retorno de promesas incumplidas y decepciones recurrentes. ¿Cuánto más tendremos que esperar para ver un verdadero cambio en el transporte público de Tamaulipas? La respuesta, desafortunadamente, parece estar tan lejos como las soluciones reales que tanto necesitamos.

RUTAS MUNICIPALES, UNA OPCIÓN DE CARMEN LILIA
En la más reciente conferencia de prensa, la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas, puso sobre la mesa uno de los temas más urgentes y sensibles para los ciudadanos: el transporte público. Aunque este es un tema que tradicionalmente ha estado bajo la jurisdicción del estado, la alcaldesa ha decidido no quedarse de brazos cruzados y ha iniciado un diálogo con el gobernador Américo Villarreal para buscar soluciones concretas.
Canturosas ha dejado en claro que, a pesar de que el transporte público no es una competencia municipal directa, su administración tiene la intención de intervenir de manera proactiva. Con miras a su próxima gestión, que abarcará del 2024 al 2027, ya está pensando en alternativas que puedan mejorar la calidad de vida de los neolaredenses.
Uno de los puntos centrales de su propuesta es la creación de un convenio entre el gobierno municipal y el estado, que permitiría a Nuevo Laredo gestionar sus propias rutas de camiones urbanos. Esto no solo ayudaría a atender la creciente demanda de los usuarios, sino que también podría renovar un sistema de transporte que, según muchos ciudadanos, ha quedado obsoleto.
La situación es compleja. Los concesionarios de las actuales rutas de camiones enfrentan serios desafíos, principalmente la falta de conductores. El problema radica en que, una vez que los choferes adquieren experiencia en el manejo de los camiones urbanos, son rápidamente contratados por empresas de transporte pesado que les ofrecen mejores salarios. Esto deja a los concesionarios en una situación precaria, incapaces de cumplir con sus obligaciones hacia los usuarios, aunque como dijo la alcaldesa, no es un justificante para que no den el servicio.
Ante este panorama, la propuesta de Carmen Lilia Canturosas cobra especial relevancia. Si los concesionarios no pueden garantizar un servicio adecuado, el municipio podría asumir el control de ciertas rutas, asegurando así que los ciudadanos tengan acceso a un transporte público eficiente y confiable.
No se trata solo de una cuestión de administración, sino de responsabilidad social. Los neolaredenses que dependen del transporte público para llegar a sus trabajos, escuelas o simplemente desplazarse por la ciudad, merecen un sistema que esté a la altura de sus necesidades. Caminar largas distancias para encontrar una ruta o esperar interminablemente a un camión que nunca llega no debería ser la norma.
La visión de Carmen Lilia es clara: se trata de hacer lo necesario para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos. Si eso implica tomar las riendas del transporte público, entonces es un paso que la administración municipal está dispuesta a dar… ¿Qué? ¿no?, NOS LEEMOS.
Comentarios pedropnatividad@gmail.com

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