Por Pegaso
MEDALLAS
Sigamos con la temática de decir la verdad aunque sea dolorosa.
Ganar medallas en los Juegos Olímpicos no es nada. Alguien puede brincar más alto esta vez, correr más aprisa, levantar más peso, meter más goles o nadar más rápido, pero con el paso del tiempo, los récords caen.
Es una costumbre, cuando ganas una medalla de oro, subir al podio y darle una mordida para tener la certeza de que te dieron un objeto de oro puro y no uno chafa.
Los mexicanos nos sentimos muy chingones cuando uno de los nuestros gana plata, y mucho más cuando gana el oro. Andamos que no nos cabe un dedo.
Al terminar las justas deportivas, generalmente los atletas aztecas se traen unas cinco o seis medallas olímpicas, cuando mucho, mientras que hay deportistas gringos, europeos u orientales que ganan tres, cuatro o hasta cinco de orégano ellos solitos en diferentes disciplinas.
Para qué le hacemos al enmascarado. Los mexicanos no servimos para los deportes, más que para los catorrazos, tiro de jaibolina, levantamiento de tarro y párale de contar.
Nuestras piernas son cortas y poco aptas para las carreras. Somos más bien chaparrones, así que tampoco servimos para el basquetbol.
Pero además, además, la falta de apoyo por parte de las entidades de gobierno es otra cosa que opera en contra.
Mientras que los gringos, chinos y japoneses pueden entrenar con el uso de la más alta tecnología, los mexicanos pasan la de Caín con instrumentos rudimentarios.
Ya me imagino yo cuando nuestros atletas van a una competencia de salto. Hasta el cuate que se atoró en el travesaño con su p3n3 les podría ganar.
Y no se diga en tiro al blanco. El turco Yusef Dikec haría disparos más certeros con los ojos cerrados y parado de cabeza.
En la mayoría de los deportes de resistencia o de habilidad, los demás competidores les están pateando el trasero.
Solo en el box, como les digo, es donde tenemos oportunidad, o en el tae kwuon do, donde los mexicanos han demostrado ser unas chuchas cuereras porque con una mentada de madre nos calentamos.
Por lo anterior, yo me he preguntado muchas veces si, sabiendo que no tienen el nivel necesario por lo que sea, gusten y manden, porqué insisten los atletas mexicanos e ir a las competencias internacionales, como las olimpiadas.
Manden a los dos o tres que realmente tienen oportunidad y dejen aquí al resto de la delegación para que no vayan a pasar vergüenzas.
Verán. En el medallero olímpico el que va a la cabeza, naturalmente, es Estados Unidos, con 95, aunque solo 27 de las medallas que han ganado sus deportistas son de oro, en segundo lugar está la República Popular China, con 69 y 27 de oro, en tercero Australia con 43, de las que 18 son de oro y en cuarto lugar, Francia, el anfitrión, con 51 medallas, 13 de ellas de oro.
México apenas lleva cuatro: Dos de plata y dos de bronce.
Pero estamos mucho mejor que otros países que apenas han obtenido una sola, como Zambia, Eslovaquia o Perú.
Nietzche anticipaba a finales de los años 1800 la llegada del Superhombre, y ciertamente, con la tecnología, los métodos de entrenamiento y el uso de sustancias prohibidas, el Ser Humano es ahora mucho más fuerte, mucho más alto y mucho más musculoso que el promedio de aquella época.
Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Eres el mozalbete condecoración”. (Eres el chico medallas).