Por Pegaso
M A R C O S
Según el Subtomandante Marcos –sí, el del Ejército de Juguete Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)- en los seis años de su mandato ALMO gobernó “con el autoritarismo de Díaz Ordaz, el nacionalismo de cartón piedra de Luis Echeverría, la demagogia corrupta de López Portillo, la mediocridad de Miguel De la Madrid, la perversidad de Salinas de Gortai, la vocación criminal de Zedillo, la ignorancia enciclopédica de Fox, el militarismo y mecha corta de Calderón y la frívola superficialidad de Peña Nieto”. El paquete completo.
Yo quiero decirle a Marcos: Marcos, me quitaste las palabras de la boca. Era lo que iba a publicar mañana en este chipocludo espacio editorial. No sé quién te filtró mis borradores.
Ahora, déjame ahondar en las particularidades de los expresidentes que haz nombrado y por qué ALMO adoptó lo más burdo y patrañoso de cada uno de ellos en lugar de dedicarse a gobernar para todos los mexicanos, combatir con toda la fuerza del Estado al crimen organizado y fomentar la productividad en los mexicanos para que hubiera bases reales en el combate a la pobreza.
GUSTAVO DÍAZ ORDAZ BOLAÑOS: Reprimió de manera sistemática el Movimiento Estudiantil de 1968 y ordenó el operativo militar denominado “Operación Galeana” que culminó con la Masacre de Tlatelolco.
En ese período hubo detenciones ilegales de grupos opositores, torturas, persecuciones, desapariciones forzadas, espionaje, criminalización, homicidios y ejecuciones extrajudiciales.
Díaz Ordaz tenía varios apodos: El Chango, El Trompas y El Tribilín.
LUIS ECHEVERRÍA ÁLVAREZ: Fue acusado junto con Díaz Ordaz de fraguar la matanza de Tlatelolco, desde la Secretaría de Gobernación. Implementó durante su gobierno una estrategia de terrorismo de estado y guerra sucia con el fin de aniquilar a personas y movimientos disidentes. También tenía una personalidad ególatra y mesiánica.
Fue acusado de genocidio y se le condenó a prisión domiciliaria.
JOSÉ LÓPEZ PORTILLO: Apodado “El Perro”, lloró e hizo rabietas cuando se devaluó el peso mexicano ante el dólar. Luego de la fuga masiva de capitales, López Portillo ordenó la nacionalización de la banca. Aparte de la acentuada crisis económica, durante su mandato hubo casos de corrupción y nepotismo. De él surgió la conocida frase: “El orgullo de mi nepotismo”.
MIGUEL DE LA MADRID HURTADO: Introdujo políticas neoliberales, supuestamente para superar la crisis en que su sucesor había dejado al país. En su sexenio ocurrió la explosión de San Juan Ixhuatepec y el terremoto de 1985.
Su sucesión estuvo llena de polémicas, ya que se decía que le había arrebatado el triunfo al entonces candidato opositor, Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano para favorecer al candidato de su partido, Carlos Salinas De Gortari.
CARLOS SALINAS DE GORTARI: El pelón malévolo no necesita mucha presentación. Le partió la madre al peso. Durante su mandato hubo represión, asesinatos y mil diabluras más. En ese período se le dio manga ancha a los grupos de la delincuencia organizada.
Su antecesor, Miguel De la Madrid, lo acusó por corrupción y alianzas con el narcotráfico, pero después se arrepintió y dijo que no había dicho lo que dijo.
ERNESTO ZEDILLO PONCE DE LEÓN: Un verdadero huevos tibios. Sin embargo, en su sexenio ocurrió una de las mayores crisis económicas de la historia. Surgió el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Se le reconoce como el primer presidente priísta que llevó a su partido a perder por primera vez la máxima representación política, a manos del Partido Acción Nacional, con Vicente Fox como candidato.
VICENTE FOX QUEZADA: A ALMO se le compara muchas veces con Vicente Fox por su extraordinaria capacidad de decir ocurrencias y disparates sin par.
Era un zonzo ladeado. Se le recuerda especialmente por aquella frase que le dijo al dictador cubano Fidel Castro, cuando éste acudió a una cumbre en Guadalajara: “Comes y te vas”.
FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Desde el principio de su mandato sacó al Ejército a la calle para combatir a las bandas del crimen organizado.
No calculó bien y fue como lanzar una piedra a un avispero. Actualmente, de apenas unos tres o cuatro cárteles importantes que había en el país durante su sexenio, ahora hay cientos, y cada uno tiene un ejército de hombres armados hasta los dientes. Esa es la herencia de Calderón, así como su redomado amor por el pomo.
ENRIQUE PEÑA NIETO: Fue uno de los presidentes menos populares. Siempre se le consideró como un monigote al servicio del Grupo Atlacomulco y de Carlos Salinas De Gortari.
Cuando abría la boca, decía una sarta de barbaridades que lo evidenciaban como lo que realmente era: Un sujeto inculto incapaz de leer un solo libro.
¡Ahhh! Y su frase icónica, cuando alguien le preguntó a cuánto estaba el kilo de tortillas: “Yo no soy la chacha de la casa”.
Así, pues, ALMO tiene algo de cada expresidente, según el Tomandante Marcos.
Le haré llegar este sesudo análisis para que lo distribuya entre los egregios miembros de su movimiento insurgente para que lo adopten como una guía veraz y pertinente. (Salió un verso sin esfuerzo).
Mientras tanto, nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Tan execrable el moteado como el bermejo”. (Tan malo el pinto como el colorado).