Por Oscar Díaz Salazar
Como si los reynosenses fuéramos hijos de padres divorciados, las diferencias entre los gobiernos municipal y estatal (más la indiferencia del federal), terminan perjudicando a los ciudadanos, que más que trato de hijos, padecen el trato de entenados.
El gobierno del Estado se desentendió de nosotros, los reynosenses, por dos años. Recién se acordaron que existimos, y que en nuestra casa (Reynosa) reside el veinte por ciento de la población.
Celebro el cambio de actitud y estrategia del gobierno estatal respecto a Reynosa, y que hayan entendido que el municipio no es el presidente municipal y/o su familia, con quienes tienen diferencias de tipo político.
Afirmo que hubo un cambio de señal en Victoria, porque en las últimas tres semanas hemos sabido de la presencia en Reynosa, en visita de carácter oficial, del secretario de Recursos Hidráulicos, Raúl Acuaman Quiroga; del secretario de Obras Públicas, Ing. Pedro Cepeda Anaya; de la secretaria de Educación, Lucía Aime Castillo; así como el anuncio del secretario de Turismo del gobierno del Estado, de la presentación de globos aerostáticos en nuestro municipio.
Es de esperarse que los locales, el alcalde Carlos Peña y sus colaboradores, también pongan de su parte para que los conflictos políticos que quieran provocar, iniciar o continuar, no terminen afectando a sus gobernados, ni les impida cumplir a cabalidad con las obligaciones que tienen con los reynosenses.
No se requiere ser brujo para pronosticar que la distensión entre las relaciones municipales y estatales, será breve y regresará en versión «reloaded», cuando intenten concretar el despojo de la COMAPA, y pior se las cuento si intentan meterle mano al negocio de la basura y al cobro del impuesto predial.
Sostengo que el Acuaman Quiroga es una mala influencia. Que son muy perjudiciales sus ambiciones para darle músculo, carnita y bisnes, a la secretaria que crearon a la medida de sus complejos de grandeza, y aprovechando la buena disposición del gobernador en esa materia de gratísimos recuerdos paternales.
Termino con un consejo irreverente y no pedido:
Entre los individuos como entre los gobiernos, el respeto al botín ajeno, es la paz.