Por Oscar Díaz Salazar
En el prolongado periodo que gobernó el PRI, en ese lapso en el que prevalecía «el sistema», en el tiempo que va de la conclusión de la lucha armada revolucionara, hasta el año de la alternancia, – en 2000 la partidista y en 2016 la 4T -, era entendible que los opositores al régimen fueran condenados al olvido, por parte del régimen, aunque sobreviviera su recuerdo y su legado en la memoria colectiva.
El grupo gobernante de morena, o por lo menos el líder indiscutible, Andrés Manuel López Obrador, dejó de utilizar el movimiento revolucionario de 1910 como referente histórico – político de su discurso y su propuesta de nación, dejó de asumirse como continuador y heredero de los hombres de la Revolución Mexicana, e incluso se fue más atrás, al movimiento de Independencia de 1810 y a la Reforma, que serían la 1T y 2T, primera y segunda transformación de nuestra patria, en la forma esquemática que AMLO reseña la historia nacional y la evolución socioeconómica de nuestro país.
Regreso con el tema de los opositores al régimen relegados por quienes tenían el poder y los recursos para (mandar) escribir la historia. Condenados al olvido quedaron personajes como Librado Rivera, Ricardo Flores Magon, Saturnino Cedillo, José Vasconcelos y otros.
El tema se acentúa en casos de personajes que fueron opositores en toda su trayectoria, y peor se pone si hablamos de individuos que militaron en organizaciones de izquierda como Genaro Vázquez, Lucio Cabañas, Valentín Campa, José Revueltas, Heberto Castillo.
En Tamaulipas también observamos ese fenómeno de olvido, desprecio, abandono y falta de reconocimiento a personajes como Juan Antonio Guajardo, Carlos Cantú Rosas, Fernando San Pedro, Joaquín Hernández Galicia (que se enfrentó a Carlos Salinas), Emilio Portes Gil (que como representante del régimen se enfrentó -concilió- a la iglesia. Tema del próximo libro de José Ángel Solorio), Erasmo Catarino Garza (que AMLO ha intentado re conocer, con todos los instrumentos de la presidencia).
No soy optimista en relación a una posible reivindicación de los precursores de los triunfos de la ¿izquierda? en Tamaulipas, pues quienes hoy gobiernan son revolucionarios… institucionales, son priistas, se formaron en el oficialismo pensando que esos que fueron opositores al régimen, no eran más que resentidos sociales, rijosos, anarquistas, enemigos del progreso y de la paz.
No percibo señal alguna en el equipo gobernante de tener interés en conocer y entender el origen del movimiento y del partido que hoy les dio la oportunidad de ejercer un empleo público o un cargo de elección popular.
He escuchado como algunos que ocupan elevados cargos, incluso representantes populares, se expresan con un dejo de desprecio respecto al líder del movimiento (AMLO) y que recitan y asumen como propios los argumentos de los opositores, priistas y panistas, en muchos de los temas que de manera explícita se incluyen en los documentos básicos del partido (morena) y en la plataforma legislativa que suscribieron cuando aceptaron ser candidatos de ese partido y/o de las coaliciones en las que participaron.
Creo que esa mentalidad priista del grupo que hoy gobierna, con las siglas de morena, explica el odio en grado superlativo que sienten hacia Francisco García Cabeza de Vaca, pues fue este personaje quien los despojó de los empleos, los negocios, los privilegios que los priistas (hoy incrustados en morena) sienten como cosa de su propiedad… Es un asunto de pesos y centavos, de bisnes, y no una convicción revolucionaria o un deseo de tener, ser o hacer un mejor gobierno.
Termino reconociendo que habrá excepciones en este asunto, pero muy contadas.