La Comuna

Opinión

 

José Ángel Solorio Martínez
LA HISTORIA DE LOS OSEGUERA
No hay ciudad en Tamaulipas, que esté más a la izquierda que ciudad Madero. Muchos Ayuntamientos, han iniciado con el pie derecho, en su incorporación a los gobiernos progresistas en la entidad y no lo han hecho mal; pero ninguno, tiene la historia y la trayectoria que la sociedad petrolera le ha imprimido desde hace más de un siglo a sus gobiernos municipales.
La segunda etapa de las presidencias municipales con tinte izquierdista fue en los años 90 en que el PRD se convirtió en hospedero y hogar de miles de maderenses que ofendidos por el trato del presidente Carlos Salinas de Gortari después de la elección de 1988 –perdida para el PRI en la urbe petrolera– optaron por migrar a un opción que intentaba oponerse a las políticas y prácticas, del por esos días galopante neoliberalismo, desde trincheras diferentes a las de un partido tricolor que los apuñalaba.
Llegaría en la década de los 90, el Sol Azteca a la alcaldía maderense. El ingeniero Alfredo Pliego Aldana, inauguraría la etapa de la alternancia hasta sumar cuatro gobiernos municipales, que encarnaron el rencor social en Madero, en un poderoso grupo social que sin ocultarlo se dijo moverse al influjo del legado de Joaquín Hernández Galicia.
Justo en ese período de consolidación de la izquierda –el PRD, se autocalificaba como un partido de izquierda–, arribaron a ese partido la familia Oseguera Kernion. Abel, padre, había sido uno de los más destacados cuadros empresariales de la Quina; Abel, hijo, se significó como uno de los militantes más distinguidos en la ciudad, del Sol Azteca, cumpliendo con la tarea de una candidatura a la alcaldía en los días del PRI hegemónico y Adrián, quien despuntaba como empresario y como militante del perredismo regional.
En ese batallador trayecto del PRD, los Oseguera, aportaron mucha potencia al partido –dirigido por Cuauhtémoc Cárdenas y luego por Andrés Manuel López Obrador– construyendo la viabilidad para la llegada de los cuadros de izquierda a la presidencia municipal maderense.
Casi treinta años, los Oseguera, tuvieron que esperar para llegar a la jefatura del Cabildo de la comunidad petrolera. El 2018, Adrián Oseguera Kernion, en la más alta cresta del lopezobradorismo, derrotó a un PAN que parecía inamovible de la presidencia municipal.
Sin duda: fue el regreso de la izquierda, a la alcaldía en Madero.
Hoy, se puede asegurar, que la sociedad que más administraciones de izquierda ha tenido es la maderense. Ningún otro Ayuntamiento, ha visto pasar por sus sedes a tanto representante de las fuerzas progresistas.
Un dato: doña Cecilia –territorio subalterno al Ayuntamiento de Tampico, por esos días– el 1 de mayo de 1924, nació a la vida municipal. Se transformó en Villa Cecilia –hoy Madero– y su gobierno constitucional, pasó a ser un ente en dominio de la fuerza de trabajo y sus aliados.
Es decir: Madero nació en medio de la estridente huelga de El Águila y la trepidante guerra entre un sindicato y una compañía petrolera extranjera. (El triunfante paro finalizó el 17 de julio de 1924).
¿Alguien puede regatear ese origen que se transformó en destino, de Madero y los maderenses?
Como alcalde, Oseguera es motivo de orgullo para su consistente familia y causa de admiración para la más digna militancia tanto del PRD como de MORENA. Durante dos trienios, administró la ciudad con tino; ese legado, abrió la oportunidad para la continuidad en la ciudad, achicando a un panismo que pretendía un regreso sin gloria al Ayuntamiento.
Adrián ahora está en el Congreso de la Unión.
Su abuelo, Abel Oseguera Álvarez, siendo senador de la república, –en los años 40– estuvo al lado del presidente, Lázaro Cárdenas del Río en la primera expropiación petrolera; Adrián, siendo diputado federal, estará cerca de Lázaro Cárdenas Batel –jefe de oficina de la presidenta, Claudia Sheinbaum– en la construcción del Segundo Piso de la IV T y la consolidación de la segunda expropiación petrolera iniciada por AMLO.
¡Qué historia!

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