AL VUELO

Opinión

Por Pegaso
GENERACIONES
¿Qué les dije?

Estos movimientos en las cúpulas de los principales cárteles mexicanos se trata de un relevo generacional, más que de poner un capo y quitar a otro.

Desde hace varios años surgió el Cártel Jalisco Nueva Generación y ahora acaba de salir a la luz pública el Cártel de Tabasco Nueva Generación.

A como vamos, al rato vamos a tener al Cártel de Tamaulipas Nueva Generación, al Cártel de Veracruz Nueva Generación y así, sucesivamente.

Porque la llegada de nueva sangre a los mandos de la Delincuencia Organizada es una realidad. Se va lo viejo y viene lo nuevo.

A ver, ¿por qué ya no se oye nada del Cártel de Tijuana? ¿Y el de Ciudad Juárez? Deben estar ahí todavía, agazapados, esperando su turno de renovarse o morir.

Y como en todo, hay ciclos.

Como en la primavera, cuando de los árboles empiezan a surgir los tiernos brotes y las avecillas canoras entonan suaves melodías para recibir los primeros rayos del sol, y los polluelos baten sus delicadas alas acá y acullá como agradeciendo el don de la vida, así las nuevas generaciones de la Delincuencia Organizada suceden a las anteriores.

Si mal no recuerdo, en las décadas de los veinte y treinta, las mafias siciliana e irlandesa controlaban la mayor parte de las actividades ilícitas de los Estados Unidos, desde venta de alcohol y el juego hasta la prostitución y el cobro de protección.

La banda más sanguinaria tenía su sede en Chicago y estaba encabezada por Alphonse “Al” Capone.

Además de ese famoso capo, que se atrevió a venir a la frontera norte de México durante la época de la Prohibición, específicamente al poblado de Río Rico, donde tenía un casino, había otros importantes mafiosos como Frank Costello, Carlo Gambino, Lucky Luciano, Dean O’Bannion y Johnny Torrio.

Con el paso de las décadas, la persecución de que fueron objeto y después el acuerdo tácito con el Gobierno de aquel país, se han modernizado y actualmente solo hay un Sindicato del Crimen que controla desde la venta de chicles hasta la comercialización de bombas atómicas.

En México recordamos a los más famosos barones de la droga como Rafael Caro Quintero, Benjamín Arellano Félix, Amado Carillo, Juan José Esparragoza, Ernesto Fonseca Carrillo, Juan García Ábrego, el propio Joaquín “El Chapo” Guzmán e Ismael “El Mayo” Zambada, cuyos descendientes, “Los Chapitos” y los “Mayitos” –así, en diminutivo- ahora están en guerra por la supremacía del Cártel de Sinaloa; Héctor “El Güero” Palma y Juan Nepomuceno Guerra, fundadores, en su momento, de las más temibles y sanguinarias bandas del crimen organizado.

El cambio generacional ocurre gracias a la intervención de Estados Unidos. Todo se moderniza, incluso las actividades ilícitas y lo que no entra en esta dinámica, queda obsoleto.

Décadas atrás, en Colombia, no había nadie más temido en todos los niveles -desde un andrajoso limosnero hasta el más encumbrado político- que Pablo Escobar Gaviria.

Fue tanto su poder, que llegó a amenazar el equilibrio del continente, y los güeros tuvieron que entrarle con toda su fuerza bélica para que le bajara tres rayitas.

Sin embargo, se dio el cambio generacional, y ahora trabajan de manera tranquila, haciendo lo suyo y llevando las drogas permitidas hacia Estados Unidos. Nada de fentanilo ni de drogas de diseño que convierten a la gente en zombi.

Los gringos lo que quieren es que la gente ande alegre y que siga el estilo de vida norteamericano (american way of life), vida, libertad y búsqueda de la felicidad.

Y la mayor felicidad para ellos es fumarse su churrito o esnifear su coquita de la buena.

Por eso, mientras la demanda siga en Estados Unidos, habrá cárteles de la droga en México y en otros países de América Latina, listos para atender la oferta. Es la ley del mercado.

Termino mi colaboración de hoy con el refrán estilo Pegaso: “Extinto el monarca, ¡existencia para el monarca!” (Muerto el rey, ¡viva el rey!)

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