MELITON GUEVARA CASTILLO.
Varios medios de comunicación y en las redes sociales se hizo notar, hace varios días, que
una pequeña mascota fue agredida por otra. Sucedió en la CdMx, una señora paseaba a su
perrito y se encuentra a un señor que lleva varios perros y, uno de ellos, se le va encima, lo
ataca y de las heridas que le infringió murió. Y el dueño, o quien traía al perro agresor, con
la mayor tranquilidad del mundo se retiró. No sintió que tenia o debía asumir una
responsabilidad.
Hechos como el anterior, aunque digan que son aislados, es algo que ocurre con cierta
frecuencia en algún lugar del mundo: ¿Por qué, si, porque un perro ataca a otro? Yo no
puedo dar una explicación, pero si hacer notar que el hecho es recurrente… en cualquier
parte del mundo, un perro agrede a otro, lo lastima o de plano, le quita la vida. Y eso, sin
contar que hay humanos que hasta se regocijan cuando hacen daño a un perrito: recuerdo
cuando en Monterrey unos jóvenes rociaron de gasolina a un pugs y le prendieron fuego.
BENITO, EL PUGS DE MI CASA.
En mas de una ocasión he señalado que mi esposa no quería una mascota en la casa. Mi hija
insistió una y otra vez, hasta que la convenció. Y hace 11 años a nuestras vidas llego
Benito, un pug. Que al paso de los días se fue ganando, no solo nuestra atención, sino
también la confianza, hasta lograr a la fecha ser considerado como un miembro mas de la
familia. Es autoritario, por ejemplo, tiene hambre y se las ingenia para que mi esposa le
entienda y le sirva su alimentación.
Con Benito hemos tenido una evolución: de pequeño era travieso, juguetón, le gustaba salir
a caminar por las calles. Y tenia buenas ocurrencias: un día, por ejemplo, al ver que mi hija
preparaba su maleta, se metió a la maleta… la acción ya fijada en su mirada, en su
memoria, le indicaba que salía de viaje. Ahora de grande, ya 11 años, nos ha dado sustos:
esta enfermito, tiene problemas con su hígado y tiene un tratamiento medico y, además, una
dieta especial: cuando empezó bajo de pesos, casi 5 kilos… gracias a Olivia, su doctora y la
bendición del Gran Arquitecto del Universo, ya los recupero, ya se ve nuevamente gordito.
ATACAN A BENITO.
Un día visitamos a unos familiares de mi esposa, ahí en El Roble. Mi esposa atendió la
invitación y yo llegue, al día siguiente, con Benito: por lo regular no lo llevamos a
reuniones sociales, pero ese día, pensamos, como todo será en la alberca, en el jardín, pues
lo llevamos y estamos al pendiente de él. Y ¿Qué creen? Mas tarde en bajarlo del carro
cuando veo que, como una flecha, llegaba la perra de la casa: con un pie la desvié, pero
intento, intento y no pude detener que clavara sus colmillos en el cuello de Benito.
Llegaron todos, mi esposa, los familiares, he intentamos hacer que soltara a Benito. Mi
esposa le jalaba las piernas a la perra, yo trataba de hacerla abrir sus fauces, pegadas al
cuello de Benito, hasta que entre unos y otros logramos que lo soltara. En ese momento no
se veía bien, solo unas gotitas de sangre, el collar que usa Benito para su correa de salir a la
calle le protegió. Revisado por Olivia, la doctora veterinaria, el diagnostico fue que no
había peligro, que era una herida de esas que sanan en pocos días. Y así sucedió: pero el
susto, la verdad, no lo olvidamos.
PELIGROSOS.
Estoy convencido hay mascotas, en este caso perros, que son peligrosos. Hay testimonios
periodísticos como personas han sido atacadas por perros, de esos grandes y que, incluso,
son entrenados para atacar. Es preciso, por eso, hacer una distinción: hay perros, mascotas
pues, que son de compañía, como es el caso de Benito: le gusta estar cerca de uno, si este
uno sentado en una silla o sillón, se le hace fácil brincar a las piernas, no le importa si
somos nosotros o una visita, le encanta hacerlo y, además, dar besos en la mejilla.
Hay, eso sí, otro tipo de perros. Salgo a caminar todos los días, por lo regular, siempre lo
hacia en una plaza que esta cerca de casa. Sin embargo, uno de los vecinos tiene como 4 o 5
perros, entre pequeños y grandes, y un día el grande se me echo en encima, me tiro una
mordida a mi pierna, tuve oportunidad de tomar una piedra y amenazarlo… pero, desde ese
día, camino en otras rutas. Y el hecho de que unos ataquen a perros, eso si me sorprende,
pero ya no es una novedad, porque es recurrente.
RESPONSABILIDAD.
Tener una mascota, sea perrito, un gatito u otro tipo de animal o ave, es una tremenda
responsabilidad. Con los eventos naturales hemos visto como las familias van a refugios y
llevan a sus mascotas. Pero también hemos visto como, otras personas, sin escrúpulos
abandonan en la calle o en la carretera, o lejos de su hogar, a su perrito. Como también,
hemos visto, como otros los ayudan, los salvan… por eso, en lo personal, creo que además
de una responsabilidad, tener una mascota, es una bendición: dan a nuestra vida un
ingrediente que fortalece la unidad y la felicidad.