FRUSTRAN ATROPELLO DE ADMINSTRACION DE MAKITO

Portada Reynosa

Dan marcha atrás luego de airada protesta
de Maestros, alumnos y padres de familia

Martín Díaz /Cortesía La Nube
Reynosa, Tam., Con la llegada de María Esther Camargo de Luebbert al Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes (IRCA), estalló la indignación de maestros, alumnos y padres de familia. La recién designada directora llegó con la espada desenvainada, despidiendo a los maestros encargados de los talleres que se impartían en el IRCA para acomodar a sus amigos y compromisos políticos, quienes, asegura, están más preparados que los maestros que fueron echados del instituto.

Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, el maestro Raymundo Servín, encargado del taller de ajedrez, no pudo ocultar su frustración al saber que se quedaba sin trabajo y que ya no podría impartir el taller de ajedrez, del que tenía varios años a cargo en el IRCA. La priísta de cepa, María Esther Camargo de Luebbert, decidió correr a todos los maestros para acomodar a sus amigos y cumplir compromisos políticos.

La ex priísta sonorense, tras dejar la regiduría que le fue otorgada como premio por darle la espalda al PRI —partido que le dio de comer por muchos años— se estrena ahora como directora del Instituto Reynosense para la Cultura y las Artes, recibiendo el nombramiento por parte del alcalde Carlos Peña Ortiz.

Ex diputada federal, ex primera dama de Reynosa en dos ocasiones, rectora de la Universidad Tecnológica de Tamaulipas Norte y directora del Instituto Tamaulipeco de Educación para Adultos, son algunos de los cargos que obtuvo bajo el cobijo del PRI. Puestos que ocupó gracias al poder de su esposo, Óscar Luebbert, dentro del Partido Revolucionario Institucional. Sin embargo, cuando la adversidad llegó al partido que le dio todo, no dudó en negociar con Maki Ortiz, traicionando al partido que la cobijó durante tantos años.

Los compromisos adquiridos a lo largo de su «carrera política» hoy parecen estar pasándole factura. Buscando acomodar a sus amigos y compromisos, sin el menor cargo de conciencia, deja sin sustento a las familias de los maestros que impartían clases en el Instituto.

Sin mediar diálogo alguno, los maestros se enteraron de su despido a través de redes sociales. No se les dio ni la cortesía de una notificación oficial. Ya cuando se había determinado su despido, los directivos del Instituto llamaron a los maestros a dialogar, buscando justificar el atropello.
La arbitrariedad de estas decisiones ha generado gran molestia. Una vez más, las decisiones políticas desmantelan proyectos valiosos, dejando a jóvenes sin opciones y a maestros comprometidos sin trabajo. En la administración de Carlos Peña Ortiz, los compromisos políticos y el compadrazgo aplastan el bienestar colectivo.

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