Por Pegaso
ARTE
Propondré ante las más altas tribunas del País que el Periodismo sea elevado a la categoría de Arte, en lugar de ser un simple oficio; antes que desaparezca por completo.
Ahora, cualquiera puede tomar su Smart Phone (teléfono inteligente), usar programas como Facebook Live para transmitir eventos en vivo, hacer algún comentario y ¡ya está! ¡Hizo periodismo!
No transmiten emociones, solo morbo.
Pero el periodismo no es eso.
Para empezar, los periodistas ejercemos varios oficios al mismo tiempo: Somos maestros, porque difundimos conocimiento; somos notarios públicos, porque nuestra obra queda impresa o grabada por un determinado tiempo; somos consejeros, porque orientamos a la opinión pública…
Ser periodista no es cualquier cosa. Se lleva en la sangre. En mis tiempos, aún sin tener la más mínima idea de lo que era, nos presentábamos en algún periódico impreso o radiodifusora, pedíamos chamba y nos daban una libreta, una grabadora y nos enviaban a la calle a buscar la noticia.
Los reporteros ya curtidos tenían las mejores fuentes de información, las que les dejaban algún beneficio extra por compra de publicidad; a los novatos, nos enviaban a cubrir Correos o cualquier otra dependencia donde no había mucho que informar.
Y así, nos íbamos curtiendo, con el consejo de los zorros del periodismo, hasta llegar más o menos a dominar el oficio.
Luego vinieron las nuevas generaciones, egresadas de las universidades privadas y el periodismo se fue nutriendo con sangre nueva.
En la actualidad, ya nada de eso es necesario. Como dije líneas arriba, ya cualquier hijo de vecina agarra su celular, hace click y ya se dice periodista.
Por eso digo que es necesario subir al periodismo a categoría de Arte, porque no cualquiera hace periodismo.
Hay que saber cómo obtener la información, clasificarla, estructurar su contenido, ordenarla, redactarla de tal manera que produzca emociones en el lector, que lo llame y lo atraiga para que lea la historia completa.
Hay diferentes tipos de periodismo por su contenido: El periodismo libre, el de investigación, el deportivo, el de espectáculos, el científico, el militante, el oficial, el empresarial, el digital, el electrónico y el mixto.
Pero además, hay muchas formas en que las ideas se hacen llegar a los lectores, como la nota informativa, el reportaje, la columna política, el editorial, el reportaje de investigación, el artículo de fondo, la crónica y el cartón, por citar algunos ejemplos.
Hay que saber todo eso. No nada más agarrar el celular y picarle.
Recién platicaba con mi amigo El Catrín, quien trabaja en un medio impreso local, sobre la necesidad de trabajar la nota o historia de color.
Una historia de color es aquella donde más se pueden mover las emociones: Una ancianita que ha perdido su casa por un incendio, un huérfano que hurga en el bote de la basura en busca de un mendrugo de pan, la niña prodigio que sobresale en eventos de ciencia, el jornalero que ha caído en la cárcel por robar un litro de leche, el campesino que llora por que ha perdido su cosecha…
Hay miles de ejemplos de lo que puede ser el buen periodismo. Es un arte hacer periodismo en estos tiempos. Aunque para hacerles justicia a los viejos picateclas, siempre ha existido, solo que ahora está en peligro de extinción por todo lo que ya expliqué líneas arribal.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: “Reparador de calzado, a tu calzado”. (Zapatero, a tus zapatos).
Publicada en Columnas
Etiquetado en análisis, columna, política