Por Pegaso
BONDAD
La próxima vez que vaya a Palacio Nacional haré la entrega personal a la Presidenta de la República, Claudia Chiquitibum, de un documento escrito en papel legal, con mi firma autógrafa, que contendrá un anteproyecto de iniciativa de ley para que se cree en México la Secretaría de la Bondad.
Actualmente hay en el Gobierno de México una veintena de Secretarías: La de Gobernación, la de Relaciones Exteriores, la de Defensa Nacional, la de Marina, la de Seguridad y Protección Ciudadana, la de Hacienda y Crédito Público, la de Bienestar, la del Medio Ambiente y Recursos Naturales, la de Energía, la de Economía, de Agricultura y Desarrollo Rural, de Comunicaciones y Transportes, de la Función Pública, de Salud, de Trabajo y Previsión Social, de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, de Cultura y de Turismo.
Asimismo, se han creado engendros como el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado que, hasta donde sé, no nos han devuelto un solo centavo de lo que se robaron todos los políticos ratas del PRI y del PAN durante más de ochenta años que estuvieron en el poder.
Pero en todas esas secretarías ysubsecretarías, direcciones y subdirecciones, delegaciones y subdelegaciones, con todos sus programas y subprogramas, no existe un ápice de bondad.
Me dirán mis dos o tres lectores: “Tienes razón, Pegaso amigo. Yo he ido a hacer trámites a varias dependencias y los encargados siempre me tuercen el hocico, o me hacen dar varias vueltas, o me obligan a ir al estanquillo de frente para sacar copias, etcétera”.
No existe en la función pública un ápice de bondad, de empatía con el ciudadano, de facilitarle las cosas para que todo se haga de la manera más rápida y eficiente.
En el SAT, por ejemplo, cada vez es más difícil cumplir con nuestras obligaciones bajo el argumento de que se establecen nuevas formas de control para evitar, por ejemplo, el robo de identidad.
¡Pamplinas! Lo hacen para hacernos trabajar más, para desquitar en nosotros su frustración.
Antes, simplemente entregábamos una factura esperando el pago y éste llegaba a nuestra cuenta bancaria sin mayor trámite.
Ahora estamos obligados a devolver una factura complementaria cuya obtención es dificilísima porque el sistema del SAT siempre está saturado.
La Secretaría de la Bondad tendrá necesariamente que contar con personal que siempre esté de buen humor, sonriendo, brindando una atención cálida.
Servirá como enlace con otras secretarías para que el ciudadano no tenga que verles la jeta de perro chato a tanto funcionario agrio y malgeniudo.
Yo los entiendo: Ocho horas al día, contaditos, sentado en una misma silla, haciendo lo mismo todos los días durante 30 o 40 años hasta jubilarse, necesariamente tiene que reflejarse en su carácter, que se va avinagrando con el tiempo.
Pero en la Secretaría de la Bondad todo será buen humor, sonrisas angelicales y buena voluntad para sacar del atolladero al más renuente ciudadano o contribuyente, y si alguno de los empleados empieza a torcer el hocico, será sustituido de inmediato por alguien que sí tenga ganas de hacer bien su chamba.
Que si se requiere de una acta de nacimiento, se da vista al Registro Civil, que si un campesino necesita de un crédito, ellos lo gestionarán ante la banca de desarrollo, que si una denuncia, le asignarán a un defensor de oficio que no tenga cara de pocos amigos.
Y así, sucesivamente. La Secretaría de la Bondad será un hito en México y el Mundo. La bondad es algo que hace mucha falta en todos los ámbitos de la vida social y también en la privada.
Miren. Ha habido casos en que una viejecita va por la calle caminando trabajosamente. Sin darse cuenta, cae en un bache y sus débiles piernas no la sostienen. Cae estrepitosamente, mientras unos jóvenes imberbes ven la escena sin ayudarla. Por el contrario, toman video e inmediatamente lo suben a sus redes sociales para obtener “likes”. ¿Eso es bondad?
Creo que si la Presidenta me toma la palabra e impulsa esta iniciativa, seremos un País con habitantes más felices.
Al menos eliminaremos una de las más grandes lacras que tenemos en México: El burocratismo.
Viene el refrán estilo Pegaso: “Era necesario emitir dicha opinión, y se emitió). (Se tenía que decir, y se dijo).