José Ángel Solorio Martínez
Le gustan los reflectores.
Le fascina, aparecer en los medios.
Se siente del jet set, de los abogados.
Atanasia Contreras pertenece ya un reducido grupo de especialistas (¿?) en Derecho: los que no dan una; los que se han convertido en profesionales de la derrota; los que presumen en los diarios el combate a la delincuencia, pero no gana una en los tribunales; los que en los periódicos son unos campeones de la abogacía y en la realidad son el hazmerreír del pueblo.
Tacha –Como se le conoce en los corrillos de los tinterillos– esta semana recibió dos zapes de los tribunales: la elección del órgano interno del Congreso local –que ella pintaba como una de sus más relevantes controversias jurídicas– y el retorno de la Comapa-Reynosa al Ayuntamiento.
Ese par de fracasos se suma a un indeterminado de derrotas, que pintan su estatura real como abogada. Y no cualquier abogada. Es la jurista que representa al gobierno del estado; o lo que eso lo mismo al gobernador.
Hoy en el principal diario de la ciudad –Expreso–, Tacha aparece en primera plana llevándose la nota principal. Hace saber, la abogada de la Administración estatal que el Ejecutivo ha presentado 65 denuncias por casos de corrupción. Y debido a ello, hay dos órdenes de aprehensión.
O sea: menos de 1 % de esos asuntos, los fiscales concluyen con la apertura del proceso.
No se explica, cómo viniendo la denuncia de parte del gobernador, tan bajo porcentaje de efectividad.
¿Quién no le hace caso al gobernador?
¿Tacha?
¿La Contralora?
¿Los fiscales?
La alegría con que anuncia esos casos Atanasia sólo refleja la ingenuidad de la famosa –tristemente– funcionaria.
¿Qué caso tiene dar a conocer con bombo y platillo el combate a la corrupción poniendo en boca del gobernador cifras que a la larga resultarán envenenadas?
¿Es responsable anunciar cifras abultadas afirmando una frontal guerra a la corrupción cuando al final del proceso deban desdecirse?
Tacha o no tiene vergüenza, o no tiene sentido del pudor.
Ha engañado al gobernador reiteradamente.
Lo ha llevado a batallas que de antemano se sabe perderá.
¿Acaso no conoce la esencia, el contenido, la sustancia, del artículo 115 constitucional?
¿Desconoce las atribuciones de los Ayuntamientos?
Uno de los alcaldes que se inconformó primeramente por la intromisión del gobierno del estado en los asuntos de los órganos autónomos –la Comapa, por ejemplo–, fue Juan Antonio Guajardo Anzaldúa, de Río Bravo.
Tacha no recuerdo eso porque no lo sabe.
Si tanto aman a Atanasia, no la corran; pero sería muy saludable, que contrataran para ella unos asesores del Instituto Chavalín…