PUENTES VEHICULARES COLORIDOS, PERO INSERVIBLES

Portada Reynosa

Por Antonio Franco/EL SINODAL DE TAMAULIPAS

Reynosa, Tam.- En lugar de dar mantenimiento preventivo y correctivo a los puentes vehiculares de la ciudad que están muy deteriorados, la alcaldía prefiere pintar y grabar aves, en forma indiscriminada por distintos puntos de la ciudad.

En teoría se supone que la autoridad debería de priorizar la seguridad y la integridad física de miles de automovilistas, transportistas y peatones que tienen necesidad de circular y utilizar estas infraestructuras viales, sin embargo, omite hacerlo.

La alcaldía a cargo de Carlos Peña Ortiz «Makito» ha preferido pintar y grabar todo tipo de aves por doquier, como palomas blancas en el paso a desnivel No. 1 y mariposas en el paso a desnivel No 2, aledaño al Canal Anzaldúas.

Un caso específico del claro abandono y deterioro en el que está la ciudad, es el llamado «puente de la muerte», el cual en la parte superior por donde cruzan las unidades motrices carece en dos tramos de barras de protección en el lateral norte y sur, con dirección hacia Protección Civil y hacia el bulevar Alvaro Obregón.

Cada vez que los tranportistas y automovilistas cruzan por ahí, se exponen a tener graves accidentes o percances, por la falta de las barras de protección en ambos lados.

Esto no le importa a la presidencia municipal a cargo de «Makito» Peña Ortiz, que se ha empeñado en pintar y grabar aves por doquier, encontrándose en completo abandono la ciudad, como lo demuestran la falta de obras de infraestructura y de servicios públicos en perjuicio de los habitantes de las colonias.

A excepción de la indiscriminada obsesión por pintar y grabar aves en los puentes vehiculares, que más bien es un síndrome patológico, tratando de engañar al pueblo de Reynosa con supuestas «obras» que en apariencia hacen suponer un cambio de imagen a la ciudad, con un costo millonario, que por ningún motivo se justifica, menos cuando se habla falsamente de austeridad y engañoso combate a la corrupción.

En síntesis, las «obras» de la alcaldía de Reynosa se reducen únicamente a la marcada obsesión por pintar y grabar aves, como si las mismas por el simple hecho de estar ahí plasmadas permitieran a los ciudadanos «volar» y soñar, sí, soñar con otra ciudad del primer mundo, lo que está muy lejos de suceder y tiene engañados a todos los habitantes, menos a sus aduladores del Cabildo, los que en su gran mayoría y sin razón, le aplauden y le aprueban sus aberraciones y obsesiones patéticas, a todas luces engañosas, aunque quieran disfrazarlas de bien común o colectivo.

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