POR José Inés Figueroa Vitela
Entre priístas y panistas, hay dos-tres que siguen extrañando al exgobernador de
triste memoria.
Ahora que está en proceso de definición los montos presupuestales del año
próximo, andan sacando del baúl la infructuosa lucha cabecista, bajo el argumento de
tanto que produce Tamaulipas y tan poco que le devuelve la federación, en materia
recaudatoria.
Las cuentas, con las que no obtuvieron cosa alguna durante el pasado sexenio -lo
escribimos en su momento-, incluían los extraordinario ingresos aduanales por tener
los cruces con mayor flujo de mercancías y personas y en los recursos aplicados, no
consideraban el gasto social, los servicios subsidiados, incluidos los de las fuerzas
armadas, las corporaciones federales y la atención a la infraestructura estratégica.
Elementos que fuera del Pacto Federal -como en su tiempo irrisoriamente se amagó
dejar-, definitivamente no existen para un escenario doméstico, aislado o incluso
supeditado a intereses extraños.
Hoy los ojos de las minorías están puestos en las variables que pueda haber en la
inyección de recursos federales al Estado, para volver a la misma retórica machacona
de la desproporción y el desprecio; incluso ya adelantan que la participación central al
Estado se verá disminuida, por pretendidas ineficiencias en la recaudación y el
desprecio ciudadano.
El Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA igual ya les ha dado un
adelanto de respuesta.
Independientemente de las participaciones federales y la inversión een obras de ese
origen en el terruño, existen otros elementos que hablan de un crecimiento sustancial
en las consideraciones para Tamaulipas.
Se cuenta, por supuesto, la derrama multimillonaria en apoyos sociales que este año
seguirán creciendo hacia, en cantidad y cobertura, hasta incluir, por ejemplo, a las
mujeres mayores de 60 años de edad con la pensión universal; asimismo, las obras
hidráulicas, que incluyen para Tamaulipas la planta potabilizadora y la segunda línea
del acueducto, más modernización de sistemas de riego que se tasan en miles de
millones de pesos.
Los puertos, los aeropuertos, las aduanas, las carreteras, los hospitales, las escuelas,
eso que no mencionan los amantes del discurso maniqueo, hecho para el fastidio, se
impone como respuesta que surge del ciudadano mismo, beneficiario y/o testigo del
mejor uso del recurso público, de la federación al Estado.
¿Que hace falta mucho?, la necesidad nunca se acaba, pero en el Estado finalmente
se está haciendo lo que dejó de hacerse durante el sexenio pasado, cubriendo el rezago
e iniciando la modernización en muchos rubros que entraron en franco retroceso en el
pasado reciente.
Y todo parte, no del reclamo que añoran los nostálgicos, no tanto del gobierno,
como de los privilegios con los que se construyó el abandono de las responsabilidades
públicas y de los grupos más vulnerables.
Nunca como ahora, el Estado federado goza de liderazgos ocupados de los intereses
colectivos, en un círculo virtuoso que goza de una muy amplia base social.
Entre esos liderazgos, serenos, objetivos, esforzados y honestos, destaca el del
Gobernador AMÉRICO VILLARREAL ANAYA, cuyos frutos gozan del
reconocimiento de propios y extraños.
Ahí encontrarán respuesta quienes consideraron “extraña” la elección de la nueva
dirigencia estatal de su partido, MORENA, en la persona de LUPITA GÓMEZ,
llevando en la Tesorería a NORALBA JUÁREZ y en capacitación a YULIANA
MATA, las principales carteras, votadas por los consejeros.
Acostumbrados a las viejas formas del sistema prianista caduco, pronto surgieron
los críticos, hablando de “personas desconocidas”, sin experiencia, como para inhibir
los objetivos del instituto político.
Independientemente de que el conocimiento y reconocimiento, para el caso se
encierra en el ámbito del Consejo morenista y sus integrantes, queda claro que
MORENA sigue siendo un Movimiento movido por principios que trascienden a los
individuos.
Los nostálgicos del pasado -otra vez-, esperaban que surgiera un personero de tal o
cual pretendido grupo, para seguir bordando en futurismos trasnochados,
confrontaciones, divisiones, elevados y sometidos.
Así como se acostumbraba antes.
El líder político de Tamaulipas tiene nombre y apellido; se llama AMÉRICO
VILLARREAL ANAYA, así como a nivel nacional, dispone y manda la Presidenta
CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, por el liderazgo que ejerce, todos, bajo la
inspiración del creador de este movimiento, el ex Presidente ANDRÉS MANUEL
LÓPEZ OBRADOR.
”El que no lo entienda, que lo padezca”, ciertamente, dijo el Jefe.
Y al que mejor le cuadre, que pase a formar parte del reino.