DESDE ESTA ESQUINA. MELITON GUEVARA CASTILLO.

Opinión

MELITON GUEVARA CASTILLO.

En nuestra infancia muchas cosas nos las prohibían, nuestros papas decían que era por nuestro bien. Y cuando alguien se atrevía a preguntar: ¿Por qué? Nos respondían: ¿Por qué
lo digo yo, tu papa? Ese estereotipo, quiérase o no, creo que pocas veces logro el propósito,
porque el hijo buscaba siempre burlar la prohibición. Bien dicen, las cosas prohibidas,
saben mejor. La cuestión, en todo caso, es ver cuando efectivamente lo prohibido hace
daño: los cigarros, por ejemplo, los prohíben… medio mundo sabe que hacen daño y los
siguen consumiendo.
La vida esta llena de prohibiciones. Me acuerdo cuando mi hija, una niña, puso la puerta de
su recamara una lista de sus derechos. Y esa es la cuestión: derechos y la educación, al
menos en la forma, en cierta parte van de la mano. En mas de una ocasión, en los memes de
las redes sociales, ponen un huarache con la leyenda: así me educaron mis padres…
recuerdo que una maestra, en mi caso, nos agarraba de las patillas y así, casi nos arrastraba
fuera del salón, como castigo por una conducta inapropiada. Hoy no se puede prohibir
nada, menos usar formas, digamos violentas.
QUERIA IR AL BAILE.
Un día al terminar mi clase, se acercó una joven a pedirme le justificara la falta del día
siguiente. Era de primer semestre, imaginen la edad, y me explico que no podía asistir a mi
clase, a las 7 am, por una sencilla razón, valida: era madre de un bebe y tenia que llevarlo a
que le pusieran las vacunas correspondientes, según la cartilla de salud. Claro, no había
forma de negarle tal petición: madre y estudiante, comprometida en ambas tareas.
Ante mi cuestionamiento, o sea pregunta, de porque era madre tan joven, me explico: me
gusta mucho bailar, en un principio no se perdía los bailes que hacían en su escuela, la
secundaria y luego la preparatoria, pero luego le dio por ir a los bailes populares, esos que
se organizaban en algunas terrazas o centros de diversión de la ciudad capital. Y ahí fue
cuando sus padres pusieron el grito en el cielo, y le prohibieron salir, mas cuando se dieron
cuenta que tenia novio. Y la reacción, inmediata y de consecuencias difícil de asimilar fue
que se salió de la casa, se fue a vivir con su novio, a la casa de sus papas. Lo bueno es que,
ambos, siguieron estudiando.
ALCAPONE Y LA LEY SECA.
Para la historia tenemos lo que sucedió con la Ley Seca, que prohibió la venta, producción
y consumo de alcohol en los Estados Unidos en 1920, si, en el siglo pasado; y de este
evento, y sus efectos y consecuencias, se hicieron a la postre películas, series de televisión,
libros. ¿Qué fue lo que sucedió? Que dicha ley favoreció la expansión de la mafia y la
proliferación de bares clandestinos. Al Capone se involucró en el contrabando y la venta de
alcohol ilegal. Estableció en Chicago un imperio que incluía bares clandestinos, prostíbulos
y casas de juego.

El final de la historia es ampliamente conocido: soborno a policías y jueces, pero un día
tuvo que enfrentar a la ley y en 1931, es decir, 11 años después se declaro culpable de
evasión de impuestos y 5000 violaciones a la ley. Al final, en 1933, la ley seca fue
derogada. Pero el hecho y sus consecuencias, hasta dieron para una película, la historia de
Eliot Ness, agente federal, que organizo un grupo especial para enfrentar al Capo, al rey del
crimen organizado, llamado Los Intocables.
VAPEADORES.
El tema de fumar también ha dado lugar a infinidad de historias, unas reales y otras
fantasiosas. Así fue como en 1999 conocimos la película El Informante, que versa sobre el
mercado del tabaco, que mueve sumas multimillonarias y de como se las ingenian para
comercializar sus productos. En pocas palabras, no son fácil de vencer. Y ahí está, el caso
de los cigarros y los vapeadores en México: un día no se podía tener a la vista los cigarros y
al poco tiempo, se tuvo que volver atrás. Ahora, el tema es los vapeadores, los cigarrillos
electrónicos que produce un aerosol que se inhala, simulando el acto de fumar.
La cuestión es muy simple: todos, más los mexicanos, estamos acostumbrados a burlar las
prohibiciones. Ya es una Ley, al menos ya lo aprobó el Senado y en menos que canta un
gallo, imagino, será aprobada cuando menos por 17 legislaturas locales. Las voces, muchas,
han dicho que con esto lo único que van a generar es el negocio ilegal, clandestino… y que,
a la larga, tarde o temprano, tendrán que volver a autorizarlo… como sucedió con la ley
seca de 1920, que 11 años después, por sus consecuencias, tuvo que ser derogada.

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