Areas verdes

Opinión

Por Oscar Díaz Salazar

Conversé con un amigo que entre otros asuntos se dedica a hacer estudios de “viabilidad social”, de “factibilidad social”, de costo – beneficio, nombres que se le da al estudio de la conveniencia e impacto que tendrán las obras públicas en la comunidad.

Mi amigo se ha hecho cargo de varios estudios de impacto social, de obras realizadas recientemente en la ciudad de Reynosa, y me comenta que por esas razones ha tenido que estudiar muchos aspectos del municipio más poblado del Estado, en el que por cierto ha residido en varias temporadas.

Pues ese amigo que se ha vuelto un reynosologo, un experto en Reynosa, que tiene a su favor la circunstancia de no residir permanentemente en Reynosa, y de tener una opinión entre positiva, neutral y justa, -si esa mezcla es posible- me decía que Reynosa carece de áreas verdes y de esparcimiento, que si bien es cierto que cualquier reynosense lo sabe y lo sufre, mi amigo conoce el estándar de áreas verdes por habitante que recomiendan los organismos internacionales que estudian y proponen sobre esos asuntos, y también conoce el número de esa relación que tenemos en Reynosa… y aunque me lo dijo, lo olvide, así es que les debo el dato.

Luego de decirles lo que ya saben, que en Reynosa no tenemos suficientes áreas verdes, les diré que hay varias razones por las que los terrenos que deberían destinarse a áreas verdes y de equipamiento, terminaron en uso de particulares, expropiadas, privatizadas.

Una de estas razones es que se “roban” las áreas verdes, así de simple, robo vil y canalla. Otra razón es que se crean supuestas organizaciones de la sociedad civil, en teoría sin fines de lucro, que son beneficiarias de donaciones y custodias legaloides de los terrenos que deberían ser de uso y disfrute público. Otra razón es que los fraccionadores y constructores de vivienda, no cumplen con lo que estipula la ley en materia de fraccionamientos en cuanto a la entrega de un porcentaje de la superficie urbanizada, para el patrimonio municipal. Otra razón son las permutas mañosas de una esquinita de terreno para obras de vialidad a cambio de superficies mucho mayores.

Creo que este tema que de manera intuitiva conocemos los reynosenses y nos preocupa, es la razón por la que se tiene un buen recuerdo del doctor Serapio Cantú Barragán, ex alcalde de Reynosa que tuvo el acierto de construir más de treinta plazas públicas en las colonias populares de Reynosa. De el tiempo en que gobernaba el medico de los pobres recuerdo que la gente decía “qué bueno que hagan la plaza, porque así todos sabremos que es área pública y le piensan más para robársela, los que han hecho de esta tranza su modus vivendi”.

Tan valioso como lo que hizo el doctor Serapio, aunque no tan vistoso, ha sido el esfuerzo y la lucha que da el ciudadano abogado Carlos Gámez, que con estrategias legales y métodos de la lucha política desde la sociedad civil, ha pugnado por conocer, divulgar y proteger el patrimonio municipal, con los mismos instrumentos y métodos que contemplan las leyes en la materia.

Defender el patrimonio municipal, el patrimonio de todos, es una tarea muy ingrata que atiende el Lic. Carlos Gámez, y lo digo porque los beneficiarios no siempre lo reconocemos ni valoramos, y sin embargo los ladrones de los bienes colectivos, si lo resienten y se consideran agraviados, y la cosa se pone peor si les digo que los grandes beneficiados con esa privatización de los predios públicos, las ratas mayores pa que me entiendan, son también los hombres más adinerados y más influyentes políticamente de Reynosa.

Termino haciendo público el reconocimiento que en privado y en repetidas ocasiones he hecho al abogado Carlos Gámez, por el valor cívico que tiene para dar la batalla en defensa del patrimonio municipal, y en muchas otras áreas. Valor cívico que mucho escasea en una población donde abundan los valientes de cantina, que están dispuestos a matarse por una tontería, pero que no se atreven a denunciar al vecino o a la autoridad por las transgresiones a los reglamentos que nos ayudan a vivir mejor en sociedad.

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