POR ARABELA GARCIA ….
Tamaulipas es un estado que ha enfrentado múltiples desafíos en los últimos años. La
violencia, la inseguridad y la desconfianza son solo algunos de los factores que han
marcado la vida cotidiana de sus habitantes. Sin embargo, en un esfuerzo por encauzar
estos problemas y generar un ambiente más positivo, el gobernador Américo Villarreal
Anaya ha tomado la iniciativa de convocar a distintos sectores de la sociedad, incluyendo
a la prensa, para dialogar y construir un futuro mejor.
En el marco del festejo por el Día del Periodista, la respuesta de los comunicadores fue
notable. La participación activa y entusiasta demuestra que nadie quiere ver su casa
arder; Tamaulipas es el hogar de todos nosotros, y es vital que trabajemos juntos para
protegerlo. El gobernador subrayó la importancia de difundir noticias reales, un aspecto
fundamental en tiempos de desinformación y polarización.
Paco Cuéllar, director del gobierno estatal, también hizo énfasis en la libertad que tienen
los comunicadores para informar y generar cambios positivos en el estado. Esta libertad
de expresión es un pilar esencial para la democracia y la cohesión social, y su
reconocimiento es un paso crucial hacia un Tamaulipas más informado y participativo.
Durante el evento, el gobernador entregó de manera simbólica tarjetones a cinco
periodistas, un gesto que refleja un compromiso tangible con el bienestar de quienes
ejercen esta noble labor. La inclusión del acceso a seguridad médica a través de IMSS
Bienestar para aquellos que no la tienen es una muestra del interés por cuidar no solo a
los comunicadores, sino a toda la comunidad.
Este tipo de iniciativas son un claro indicativo de que, a pesar de los desafíos, hay un
camino hacia la esperanza. Al invitar a los periodistas a participar en la construcción de un
estado más justo y seguro, se está dando un paso hacia la reconciliación y el
fortalecimiento del tejido social.
Tamaulipas necesita a sus ciudadanos, a su prensa y a sus líderes trabajando juntos. En
este esfuerzo colectivo, cada voz cuenta, y cada noticia puede ser una semilla de cambio.
La invitación está abierta: sumémonos a esta causa y construyamos un futuro en el que la
verdad y la justicia prevalezcan.
Entre la Retórica y la Realidad: La Guerra contra las Drogas y el Doble Rasero de Donald
Trump
A poco más de una semana de asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump
no ha perdido tiempo en criticar al gobierno de la Cuarta Transformación en México,
señalando que los cárteles del narcotráfico son quienes realmente gobiernan el país. En
una reciente conferencia de prensa desde su lujosa residencia en Mar-a-Lago, el
presidente electo lanzó un ataque frontal al afirmar que México está “realmente en
problemas” y se presenta como un lugar “muy peligroso”. Sin embargo, en su discurso,
Trump parece ignorar la violencia que persiste en su propio país, una violencia que no
solo no ha cesado, sino que se ha visto alimentada por políticas y prácticas que, en lugar
de abordar las raíces del problema, a menudo perpetúan la crisis.
Trump ha dicho que México está gobernado por cárteles, pero ¿qué dice eso de su propia
administración? Durante su mandato, la violencia no ha hecho más que crecer, y muchos
se preguntan si su retórica no es más que un intento de desviar la atención de los
problemas que enfrenta Estados Unidos. La idea de designar a los cárteles como
organizaciones terroristas internacionales es otra de sus propuestas, pero, al final del día,
¿cuál es el verdadero problema? La respuesta es compleja: es un entramado de intereses
económicos, tráfico de drogas y un sistema que permite que la violencia prospere tanto en
México como en EE. UU.
Es irónico que Trump, quien ha señalado a México como el epicentro de la violencia, no
aborde la crisis del consumo de drogas en su propio país, que alimenta el problema en la
frontera. La actual presidenta de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, ha subrayado
que Estados Unidos enfrenta una grave crisis por el consumo de estas sustancias, lo que
plantea la pregunta de si realmente estamos ciegos ante la realidad.
Además, el cambio de nombre del Golfo de México por el de “Golfo de América” no es
más que una distracción que revela la superficialidad de su enfoque. En lugar de proponer
soluciones reales a la violencia armada que afecta a los jóvenes en las escuelas de su
país, Trump parece más preocupado por dar un espectáculo mediático que por abordar
las causas de fondo de la violencia.
La historia de “el que mata la vaca y el que le estira la pata” es un reflejo de la hipocresía
que se encuentra en el discurso político actual. Mientras se señala al vecino, la casa está
ardiendo por dentro. En vez de culpar a México, Trump debería centrarse en los
problemas de su propio país, donde la violencia y el consumo de drogas continúan
dejando una estela de dolor y muerte.
En este juego de culpas, es fundamental recordar que las soluciones no se encuentran en
la descalificación del otro, sino en un enfoque colaborativo que aborde las raíces del
problema. Es hora de que tanto México como Estados Unidos miren hacia adentro y
reconozcan que, a veces, el enemigo no está al otro lado de la frontera, sino en las
políticas que permiten que la violencia continúe.
Sugerencias y comentarios arabelagarcia01@hotmail.com