POR HUGO REYNA
Como en sus mejores momentos de esplendor en el sexenio pasado, la Plaza del Zócalo lució ayer con cientos de miles de personas, lanzando vítores, vivas y toda clase de buenas vibras. Solo que ahora no fueron para Andrés Manuel López Obrador, sino para la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Desde “La Chingada”, su refugio de retiro en el estado de Chiapas, el expresidente seguramente vio las imágenes del evento con nostalgia y añoranza, cuando era el centro de atención y veneración política.
“Coordinación y no subordinación” era un mensaje por demás tentador para enviar a los Estados Unidos de América y, personalmente, a quien en una semana asumirá la presidencia en el vecino país.
Nuevamente, como en el pasado, la arenga patriotera se escuchó por todo el Zócalo, defendiendo el respeto a la soberanía nacional con frases como “no somos iguales” y “tenemos nuestro himno nacional”, una dosis rica en nacionalismo.
En suma, Claudia Sheinbaum dejó en claro que, a diferencia de su antecesor, está marcando su propio estilo de gobernar, distanciándose en muchos ámbitos de su predecesor. Sobre todo, con el final decretado de “abrazos y no balazos” al implementar una estrategia frontal de combate a los grupos criminales y apuntando a varios objetivos.
Cien días de gobierno que representan un buen pulso, al cual la Presidenta de México se sometió por voluntad propia, emprendiendo un nuevo rumbo con las masas populares ahora de su lado. Parece que, por fin, empieza a tomar el Bastón de Mando.
Cabría la pregunta si los alcaldes y legisladores electos en los comicios de junio pasado, tras asumir sus encargos de representación, tienen pensado ofrecer algún parte informativo o balance de sus 100 días.
ES UN PRIMER
Es un primer acomodo de nuevos elementos hacia el interior del gabinete estatal, y es un hecho que no serán los últimos, pues el propio Américo Villarreal Anaya ha dejado en claro que, al inicio de este su tercer año, es conveniente y necesario una “sacudida al árbol”.
LOS FRÍOS “LIGHT”
Los fríos “light” que se han registrado en los últimos días han causado asombro, temor y hasta expectación entre muchos residentes de la frontera.
Decimos fríos “light” si comparamos, por ejemplo, que el 12 de enero de 1962 fue considerado el día más frío en Reynosa en 63 años, con un registro de 11 grados bajo cero. Ese récord de temperatura baja fue roto entre el 13 y 14 de febrero del año 2021. En plena pandemia, se registraron 12 grados bajo cero y 13 con sensación de 16 grados bajo cero, respectivamente.
Por eso, si comparamos esos gélidos y congelantes días, los fríos actuales no parecen tan severos.
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