José Ángel Solorio Martínez
“EL SÍNDROME DE GORDOLFO GELATINO”
La reforma electoral que plantea la presidente Claudia Sheinbaum, si bien se tiene planeado que entre en vigor a partir del 2030, éticamente, desde ya es una convocatoria para su cumplimento en las filas de MORENA, al menos en dos temas que aborda la propuesta: no al nepotismo y no a la reelección.
En el fondo, se trata de incorporar mayor equidad en los procesos electorales. La reelección implica, dar evidentes ventajas al que aspira a reelegirse; de entrada, nuestro sistema político genera desigualdades por la enraizada cultura del agandalle permeada en casi la totalidad de la clase política mexicana.
Desde el poder municipal se crean estructuras clientelares que dejan en situación de vulnerabilidad a los otros candidatos. Esa es justamente una de las razones por las que en nuestro país se evitaba la reelección en el periodo inmediato.
El más aleccionador caso, es Reynosa, Tamaulipas.
Se entronizó una perniciosa familia, y ya gobierna por casi una década. No es el consenso ciudadano que impide el ascenso de otros candidatos. No; es el enorme recurso público que mal encausado ha hecho alcaldesa a doña Maky y dos veces al hijazo de su vidaza Makyito, con una facilidad impresionante.
La política vista como empresa, como negocio.
En mucho, esa permisividad legal, tiene como tiene, en el atraso, la ciudad de mayor peso demográfico del estado.
Por todos los rumbos de la ciudad, se oyen gritos de desacuerdo con la administración Makyiavélica. Pero no trascienden, por las millonadas que reparten entre los líderes de las colonias populares que los han convertido en parasitarios empleados del ayuntamiento.
El nepotismo es otra desviación democrática.
Permitir que familiares lleguen al poder por el sólo hecho de ser consanguíneos, es una engañifa y un espejismo en el rubro de las libertades políticas. De hecho, permitir ese derecho en detrimento de los derechos de otros incorpora inequidad a los procesos de selección interna y externa.
Otra vez Reynosa.
La candidatura de Makyito aplastó los derechos y libertades de los otros candidatos. Un nepotismo, disfrazado de selección democrática canceló las oportunidades de otros aspirantes que buscaban el mismo cargo.
¿Había otro candidato con posibilidades de desplazar del corazón de la Makyiavélica, a su propio hijo?
El síndrome de Gordolfo Gelatino, los aplastó.
Ya lo dijo la presidente Sheinbaum; y también la dirigente nacional de MORENA, Luisa Alcalde Luján. Nada de familiares en cargos de elección popular.
En el fondo se trata de dinamitar, una especie de realeza política. Impedir que las esposas, hijos, hermanos, primos, suegras, padres se perpetúen en el poder político con el impulso de sus parientes.
Será el inicio de una saludable y nueva ética política, en MORENA.