La Comuna

Opinión

José Ángel Solorio Martínez

Mucho debe haber dañado la imagen del alcalde de Matamoros, Tamaulipas, Beto Granados, la información de que uno de sus conocidos –amigos, dicen los periodistas locales– en Brownsville, Texas, por tráfico de estupefacientes.
Le dolió el obús.
Y más, cuando es uno de los representantes de la Avanzada que tan orgullosamente se presentó como la ruta alterna de MORENA para llegar a la alcaldía.
Boletín aclaratorio, de por medio, el jefe edilicio negó todo vínculo con la persona detenida, a pesar de que existe mucho material fotográfico que hace suponer que eran mucho muy cercanos.
Joven e impetuoso, no se percató que esas compañías tarde que temprano cobran relevancia; la Borrega López, su antecesor, resultó más escrupuloso y sobrevivió al fétido pantano sin mancharse significativamente.
No es descartable que, desde la ciudad de México, vengan órdenes para rectificar las perniciosas conductas del imberbe edil Granados. Sobre todo, por las presiones que tiene la presidente Claudia Sheinbaum por parte del gobierno norteamericano.
Por eso, es de suponerse que Beto tenga tanto pavor a esos eventos que seguramente serán usados como munición por los norteamericanos para seguir presionando las políticas de la titular del Poder ejecutivo mexicanos.
El asunto va más allá de Matamoros.
Son pequeños granos que van llenando la bolsa de los gringos para restregarlos en la cara de las autoridades mexicanas.
Eso es lo grave del caso.
Es el contexto que lo rodea, lo peligroso.
Sea o no cierto, sustenta la tesis injerencista del presidente Donald Trump de que tenemos un narco gobierno. Y el combate a la inseguridad es sólo un mito y una ineficiente medida para meter bajo control esos grupos antisociales.
Rápido Granados está perdiendo consensos; más de lo que se esperaba. Se tenían grandes expectativas toda vez que se le consideraba un rostro joven, una cara limpia.
Estaba destinado a ser uno de los cuadros políticos de MORENA para reemplazar a los viejos mañosos ex priistas y ex panistas, que se enquistaron en el partido de la IV T.
No fue así.
Le ganó la imprudencia.
Le ganó la inexperiencia.
El hecho debe haber encendido los focos rojos en palacio de gobierno.
La Borrega, debe estar contento. La embestida de Beto a sus estructuras y a sus bienes, dado el escándalo, se prorrogan para tiempos mejores.
Granados complica para MORENA el próximo proceso electoral.
La única estructura que quedará en pie es la de la Borrega y la que el gobierno estatal pueda articular en los próximos meses.
La Avanzada fue abortada por Granados: pensó que la política, era un juego de muñecas.

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