José Ángel Solorio Martínez
La Nueva Escuela Mexicana, fracasó en Tamaulipas
La sub-Secretaria de Educación Básica, Marcela Ramírez Jordán, ingenuamente, reveló la ineficiencia y la corrupción que priva en la Secretaría de Educación de Tamaulipas: dio a conocer la existencia de planteles que tienen asignados muchos docentes y escuelas en donde faltan maestros.
Dijo que “se ha detectado que algunas primarias con poca matrícula tienen varios docentes, tres o cuatro maestros, cuando sólo se necesita uno o cuando mucho dos”.
¿Desde cuándo existe esa irregular situación?
¿Es responsabilidad de la SET o de la Sección XXX del SNTE?
¿La sub Secretaría de Planeación resultó igual de chafa que todas las anteriores?
¿La Secretaría de la SET Lucía Aimé Castillo Pastor desconoce la profundidad de ese problema en las aulas de Tamaulipas?
¿La negra y rapaz herencia de Cuca Varela sigue prevaleciendo en una de las áreas fundamentales de la IV T?
Son muchas preguntas sin respuesta.
El problema, significa que los centros de trabajo asignados por la SEP a maestros –se presume y se infiere amigos– están en las zonas urbanas; olvidándose de planteles ubicados en la periferia de las ciudades. Es decir: se crea un esquema de educadores de primera y de segunda.
No alcanzan a comprender el terrible daño que están haciendo al sistema educativo, al reproducir viejos vicios que concentraron la atención en lugares más favorecidos en detrimento de las escuelas ubicadas en las áreas más marginadas del estado.
Esa omisión de Castillo Pastor genera un sistema educativo clasista, privilegiado, exclusivo y anti humanista.
Absurdo e inmoral.
Esa forma de educar lleva en el fondo reproducir el esquema de explotación promovido por los educadores de derecha, neoliberales, que por mucho tiempo hicieron de la educación una empresa y una escuela cosificante; esto, con el único fin de reproducir la fuerza de trabajo alienada y un educando acrítico y con débiles herramientas para insertarse en la sociedad moderna.
La óptica predominante de los operadores de Lucía Aimé, –esa metodología errática– está acabando con las recomendaciones de la Nueva Escuela Mexicana. No tienen idea. De sus ejes centrales, contraviniendo las políticas nacionales que mandatan los programas de la SEP federal.
La SET requiere de cambios profundos.
En tanto esté en manos de mercaderes educativos, la educación será una oferta para el servicio de las élites y no de las mayorías.
Primero los pobres, es una frase hueca para Castillo Pastor y sus compinches.
No sólo la corrupción es el mayor signo de la SET.
Ahora se ve, que quienes llevan a la práctica los proyectos trasformadores de la SEP, compraron los grados académicos.
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La Comuna
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